viernes, 27 de junio de 2008

TRABAJAR EN UN LOCUS AMOENUS


El trabajo puede ser una de las situaciones más estresantes de nuestra vida. Además de la tensión ocasionada por las relaciones, las tareas y las presiones de cada puesto, existe otra fuente de tensión: el lugar donde trabajamos. Muchos de nosotros permanecemos entre ocho y diez horas "encerrados" en nuestras oficinas... ¿no sería maravilloso hacer de ellas un espacio más acogedor y placentero? ¡Desde luego que sí! Afortunadamente, podemos –y debemos- mejorar el lugar de trabajo con algunas ideas sencillas:
Busca el verde: hasta el más mínimo contacto con la naturaleza nos permite escapar de las tensiones. Si pones un espacio verde en el lugar de trabajo, mucho mejor. Si hay verde en el entorno, aprovecha para pasear en los descansos. Si la ventana da a un espacio verde, mira regularmente a través de ella. Colocar plantas también nos da la oportunidad de "encontrar el verde".
Aprovecha el sol: la luz natural ayuda al descanso de nuestra mente y nuestra vista. Deja entrar el sol a tu oficina o lugar de trabajo y modera la iluminación eléctrica, aprovechando todo lo que puedas la luz natural. El aire fresco también es bueno para relajarse: si el clima lo permite, abre las ventanas y respira.
Aromatiza el ambiente: esencias como la lavanda -o el jazmín- estimulan la producción de serotonina: una sustancia que relaja el cerebro. Las esencias mejoran el estado de ánimo, estimulan la creatividad y ayudan a concentrarse.
No estés pendiente del reloj: los plazos de entrega y la sobrecarga de tareas hace que estemos constantemente pendientes de la hora. Cada vez que miramos el reloj, aumenta la sensación de estrés.
Personaliza: en lo posible, decora tu lugar de trabajo con objetos que te sean propios. Coloca adornos que te hayan regalado, fotografías que te traigan buenos recuerdos, dibujos de tus hijos, etc... Estos elementos refuerzan tu energía y la sensación de bienestar.
Escucha música: la música mejora nuestro ánimo. Si tus tareas te lo permiten -y tus colegas no se oponen- escucha tu música preferida mientras trabajas. También puede utilizar auriculares..., aunque esto es poco recomendable en cierto tipo de trabajos.
Ordena el escritorio: comienza cada día con una mesa de trabajo ordenada y con elementos de trabajo limpios. Varios estudios han demostrado que, si una persona trabaja en un ambiente desordenado, invierte valiosos minutos buscando cosas y distrayéndose. El desorden y la falta de higiene son factores que provocan tensión.

Por último, os sugiero algunos hábitos que también ayudan a aliviar el estrés:
Protege el trabajo: para evitar dolores de cabeza, es conveniente hacer una copia de los archivos.
Desayuna y almuerza sanamente y en cantidad no exagerada ni escasa: ingiere alimentos fácilmente digeribles. Trata de sustituir la carne, el azúcar y las grasas, por frutas y vegetales. Bebe agua en vez de bebidas gaseosas.
Ten "tu rincón": elije un lugar tranquilo (una escalera, un baño, un sillón, etc...) donde relajarte cuando percibas alguna señal de estrés.
Muévete: no permanezcas todo el tiempo en tu silla. Cada cierto tiempo, invierte unos minutos en hacer algo que te obligue a moverte.
No quieras solucionar el estrés fumando: creo que no es necesario dar más razones.
Si bien podemos combatir el estrés fuera del trabajo (realizando actividades recreativas), es más efectivo combatirlo dentro.

Mejorar nuestro espacio de trabajo es mejorar nuestra calidad de vida. Es una manera de sentirnos mejor -física y psicológicamente- durante muchas más horas del día.

miércoles, 25 de junio de 2008

PENSAMIENTOS FRESQUITOS


Hoy estoy como un poco así que no sé qué me pasa. Me han dicho que, en una escuela, a los niños que castigan, porque hacen alguna travesura, los mandan "al rincón de ¡¡¡¡pensar!!! Horror desde chiquitos les enseñan que el pensar es el lugar del castigo. ¡Yo no sé que haría con semejantes pedagogos!, pero voy a empezar a creer en la necesidad del ¡asesinato! para salvar a la sociedad de la ¡maldad de pensar!

También he querido relajarme con las siguientes afirmaciones que tanto cuadran a la juventud de polvo y botellón, o de botellón sin polvo (aunque un día de estos contaré lo que presencié ¡y con qué calma por su parte y por la mía! a la entrada de mi garaje el otro día a las 7 de la mañana. Las sentencias son estas:

1). Nuestra juventud gusta del lujo y es maleducada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los mayores. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son esencialmente malos.

2). Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esa juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible.

3). Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos.

4). Esta juventud esta malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura.

¿A que muchos de los lectores ¡y lectoras! aprobáis estas aseveraciones?

Bueno, pues atención. La primera es de Sócrates (470-399 A.C ). La segunda es de Hesíodo (720 a.C.). La tercera es de un sacerdote egipcio del año 2.000 a.C. La cuarta estaba escrita en un vaso de arcilla descubierto en las ruinas de Babilonia y con más de 4.000 años de existencia.

O sea, que seamos prudentes y, al menos, no castiguemos con la infame manía de pensar. Pensar es bueno y decirlo es mejor y hacerlo, ya ni os digo, sobre todo hacerlo haciéndolo bien hecho. ¿Que el qué? Y ¿tú me lo preguntas?, pues eso, eso, eso, eso que se hace cuando tu pareja no lee todos los periódicos antes de acostarse, eso que se hace cuando tu pareja no te empeiza a decir a las 9'30 de la tarde noche "qué sueño tengo"; eso que se hace cuando tu pareja no sufre los más horribles dolores de cabeza que en el mundo han sido y que no se quitan con nada que ya esté inventado,... eso. ¿Quieres que te lo diga o adivinas el acertijo? Da gusto escribir así de fresco entre tanto calor.

lunes, 23 de junio de 2008

¡NECESITO VACACIONES! ES EVIDENTE


La mayoría de las personas afirma que necesita más tiempo libre. Paradójicamente, en nuestra cultura de "máxima productividad", este reclamo resulta aterrador y culposo para muchos. Como consecuencia, censuramos nuestro tiempo libre y terminamos viviendo momentos de ocio vacíos y rutinarios. Esto ocurre porque asociamos el ocio con la frivolidad.
La tradición de la antigua Grecia -y particularmente la filosofía aristotélica- puede alertarnos sobre la extraordinaria importancia del tiempo libre para la vida moderna.
Los griegos enfatizaban continuamente la importancia del tiempo libre, u ocio. Según Aristóteles, el tiempo libre era la meta del tiempo ocupado, el resultado del tiempo dedicado al trabajo. En su visión, el ocio era un valor humano fundamental.
En la antigua Grecia el ocio era un fin, un ideal de vida. El trabajo -en cambio- sólo un medio. Hoy, contrariamente, descansamos o nos divertimos como forma de recuperación física y mental, para trabajar más y mejor. Para nosotros, el ocio se ha convertido en un medio y el trabajo en un fin.
Este, tal vez, sea el origen de un gran dilema con el que nos enfrentamos en la actualidad: ¿Más o menos tiempo libre?
Un primer problema es que enfocamos el tiempo libre y el trabajo con el mismo celo. Tratando de hacer que cada momento de ocio cuente, aplicamos los principios de la productividad a nuestro tiempo libre, convirtiéndolo en un torbellino que nunca nos renueva ni satisface. Cuando regresamos exhaustos a casa un domingo por la noche y nos desplomamos sobre el sofá, el lunes parece que ya no se ve tan mal...
En realidad, el tiempo libre involucra una libertad y una oportunidad: es tiempo disponible para hacer algo. Cuando separamos una hora, un día o un año para un proyecto determinado, estamos dedicando una hora, un día o un año de tiempo libre a ese proyecto. Da igual que se trate de una actividad profunda o frívola, requiere de tiempo libre para completarla. El tiempo libre es un recurso básico que necesitamos para hacer algo. Pero, ¿para hacer qué? La primera respuesta que viene a nuestra mente es: tiempo para jugar, divertirnos, descansar...
Pues, mira tú por donde, para Aristóteles significaba lo opuesto... El filósofo griego distinguía entre dos tipos de actividades: los negocios (la clase de trabajo que produce los bienes físicos que necesitamos para sobrevivir) y el ocio (la clase de trabajo que produce los bienes espirituales que necesitamos como civilización).
El ocio también era considerado un trabajo. ¡Eh ahí la gran cuestión!
En la antigua Grecia, el trabajo era visto como necesario, pero por sí sólo no ennoblecía o enriquecía la vida de los hombres. El tiempo libre, en contraste, consistía de todas aquellas actividades "virtuosas" con las que el hombre crecía emocional, intelectual y espiritualmente (las artes, las ciencias, la política, la religión, la educación, etc...). Con respecto a la recreación y el descanso, se afirmaba que favorecían la relajación y liberaban de las fatigas y tensiones. Eran, como el trabajo: un medio.
Desde luego, existen diferencias evidentes entre la sociedad de Aristóteles y la nuestra. En aquellos días, sólo una parte muy específica de la población gozaba de tiempo libre: aquellos hombres liberados de la pobreza y la esclavitud. Pero en nuestra sociedad, todos quienes trabajamos también tenemos la libertad de disfrutar de tiempo libre, en mayores o menores cantidades. Hagámoslo bien y no para casarnos más, que hay quien va al amor –o a la mar- como quien va al trabajo: a pelear.
En Grecia era bueno tener mucho tiempo libre porque éste era considerado productivo.
Pero hoy, ¿es bueno para nosotros tener mucho tiempo libre? Aristóteles nos diría: depende de cómo lo utilicemos. Si lo utilizamos -como muchas veces lo hacemos- en actividades carentes de sentido, formas pasivas de diversión y medidas desesperadas para "matar el tiempo", es obvio que no será bueno. Pero si lo utilizamos para desarrollar nuestras facultades, crecer intelectual y espiritualmente y participar de la sociedad y de la cultura, cuanto más tiempo libre tengamos... mejor!
Los antiguos griegos tienen una importante lección que darnos: no matemos el tiempo.... vivámoslo, inteligentemente. ¡Ah! y este bloguero afirma que, si se quiere, el tiempo SE CREA.

viernes, 20 de junio de 2008

ROMPER EL JARRÓN NO ES EL PROBLEMA, ES LA SOLUCIÓN

Hay situaciones sobre las que actuar positivamente para seguir adelante con libertad y sin ataduras. Los problemas hay que agarrarlos, como a los toros, por los cuernos.
Os voy a contar un cuentecillo de los que en este blog nos gustan tanto para explicar cómo enfrentarnos a una dificultad.

Había una vez un Gran Maestro que tenía que elegir a una persona decidida e inteligente que pudiera trabajar a su lado y tomar decisiones racionales, precisas y efectivas sin perder mucho tiempo en darle vueltas a los asuntos.
El Gran Maestro, el sabio maestro, el tranquilo maestro reunió a todos los discípulos para escoger a quien tendría la honra de trabajar directamente con él.
Voy a presentarles un problema, les dijo, y aquel que lo resuelva primero, será el que alcance el favor de trabajar conmigo.
Tras estas palabras, el maestro colocó un taburete en el centro de la sala y, sobre él, un florero de finísima porcelana china de gran valor, con una hermosa rosa roja en su interior.
- Este es el problema, dijo el Gran Maestro, mientras señalaba con su mano el rico jarrón con la flor roja.
Los discípulos contemplaron perplejos y extasiados lo que veían: el jarrón que era de una belleza extraordinaria, los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor, su belleza y olor... Pero... ¿Qué representaba todo aquello? ¿Qué hacer? ¿Dónde residía el problema? ¿Cuál sería el enigma? ¿Y su solución?
Después de algunos minutos, no muchos, cinco a lo sumo, de ver y reflexionar, uno de los discípulos se levantó, miró al Maestro, miró luego a sus colegas y, caminando lentamente se acercó al florero, lo empujó con su mano hasta que flor y florero rodaron por el suelo rompiéndose en mil pedazos. Miró los trozos de cerámica y la flor que había perdido algunas hojas y su primigenia hermosura. Luego con una sonrisa se volvió al Gran Maestro.
- Usted es el nuevo compañero que va a trabajar responsablemente conmigo -dijo el Gran Maestro con su voz suave adornada con una sonrisa beatífica.
Al volver el alumno a su lugar, el Gran Maestro explicó la causa de su rápida decisión.
- Yo fui bien claro, dije que ustedes estaban delante de un problema. Y "un problema es un problema", aunque tome la forma de un florero de porcelana muy rico y muy hermoso, o de un amor simbolizado en la flor que ya no tiene sentido, ¡porque es un problema!, o un camino que precisa ser abandonado, pero que insistimos en recorrerlo porque nos trae confort o simple rutina. Por eso, quien tomo la decisión de destruir el problema, aunque rompiera algo que se podía considerar de valor objetivo, es quien supo tomar con prontitud la buena solución.

Eso deberíamos hacer siempre, buscar soluciones aunque nos duelan. La indecisión lo único que hace es dejar que la flor se pudra dentro del jarrón y que nosotros estemos ahí para verlo.

lunes, 16 de junio de 2008

ELEGÍA A ZITRO

Ya has querido descansar, Zitro, en tierra parda y no sobre la hierba, allí donde tú te estirabas de poste a poste para parar el universo que llegara frente a ti. Ya descansas, Zitro, donde habita el olvido. Y yo, aquí, respetando tu identidad, tu idiosincrasia, tu auténtica forma de ser protagonista, porque tú lo ocupabas todo con tu presencia, y no quise, por respeto, ni llevarme entre los dedos un ápice de tu propio protagonismo de portero que entrega al público su más extraordinaria palomita. Sé, Zitro, que no lo entenderán quienes están solo en la apariencia y quieren comerse las migajas de tu fama, pero a mi no me importa, porque sé que a ti tampoco. Tú ya descansas, tras años de mar en calma y la palabra en sombra, sabiendo que, a veces, la vida, no es nada más que la soledad entre los hombres, la soledad entre los valles, la soledad en el mar o en lo montes. Y tú, Zitro, ahí con tu memoria que ahondaba en la profunda sequía de la mirada, tú que fuiste tanto que todo lo anulabas, ahí entre las manos que van y vienen. Tú que diste tanto a quien quisiste, te arropas en la túnica olímpica. Tú que caminabas erguido como el león, siempre de frente, enhiesto surtidor que no dejaba briznas a tu paso, ya paces estrellas. Respeto tu ausencia como respeté la presencia, porque eras auténtico, Zitro; y frente a lo auténtico no es necesario que se compartan emociones, se saben y se viven en libertad, aunque no se compartan. Luego los días que no mereciste se alargaron y circulaban en tu pecho y sólo eran muestras de dolor entre tu llanto que nunca afloraba a los ojos. Zitro, pobre amigo. No sabías nada, ni llorabas nada, ni vivías nada, y sin embargo el empaque de Platko aun se podía ver reflejado en tu semblante, Zitro, oso pardo manchego. Yo nunca me río de la muerte. Simplemente sucede que no tengo miedo de morir entre pájaros y árboles, como tú, en el recuerdo del adelantado que fuiste en la vida de un pueblo con el alma anclada a los terrones. Zitro, te has ido como el que no quiere la cosa, dando una simple cabezada, sin más, como se fue el amor que más amaste, con el plato a medias. Creo, desde el respeto de verte y no verte, desde mi silencio, que no era desconsideración sino admiración no compartida, que, a veces, tenías sed y exprimías un poco la vida, con tu sombrero a lo ruso y tu ir y venir a tomar una cerveza a Puerto Lápice o a comer al bufé de Manzanares, donde podías pedir, como en la Expo de Sevilla, sidra a mansalva, no por comer, sino por epatar, como el que hace la gran parada del penalti en el último minuto, con una sonrisa. Estas palabras a trasmano son como la gran caricia que nunca te hice, porque nunca te abriste a la caricia de tanto mirar al cielo. Zitro, con mi voz te acompaño solitario, solitario. Y allí donde repose tu alma entre los trigos, sé que estarás como siempre, mirando de pie y de frente a los ojos de los dioses. Zitro siempre con respeto, tú lo sabes.

jueves, 12 de junio de 2008

LA FUERZA ESTÁ A NUESTRO ALCANCE

Esto es un cuento muy chiquitito pero con una moraleja muy grande. Solos somos seres débiles. Pero mejor es conocer la historia, para saber que la fuerza está ahí, muy cerca, a nuestro alcance, si tenmos la mente abierta.
Un niño jugaba en la playa y en un momento dado su padre veía cómo intentaba levantar una pesada piedra.
El padre miraba y miraba cómo su hijo se esforzaba y no lograba su propósito. Al cabo de un buen rato, preguntó al niño: "¿Estás usando toda tu fuerza?".
El muchacho le miró con asombro y, con cara de enojo, le respondió: "Sí, por supuesto".
"Yo creo que no...", le replicó el padre con voz suave y tranquila.
El niño le siguió mirando con las manos en la piedra y con el esfuerzo en los rasgos de su cara.
"No has empleado toda tu fuerza, hijo, no me has pedido que te ayude".

domingo, 8 de junio de 2008

PARA SER UN LÍDER


Si yo fuera político y quisiera convertirme en un gran líder, para que la sociedad me reconociese y ¡¡¡me votase!!!, tendría en cuenta lo siguiente:


- Es más importante una gran idea, sencilla y repetida, que una larga lista de buenas ideas tecnocráticas sobre los problemas habituales: la economía, la salud, la educación, la seguridad...

- Es más importante transmitir una gran idea arropada por el soporte de la emoción, que esas muchas ideas sustentadas en la objetiva peana de la razón.

- Es más importante "predicar" que enseñar o instruir.

- Es más efectivo inspirar confianza, para acercar afectos, que atacar, para ganar adhesiones.

- Es más eficaz concilar que pelear.


Esto es así de sencillito. Quien tenga oídos para oír que oiga.
La reflexión de este blog es gratis y un regalo auténtico para sus lectores.

miércoles, 4 de junio de 2008

HISTORIAS DE LA DULCE MIEL


Miel de la Alcarria, miel de la serranía de Cuenca, miel de los montes de La Jara, de los valles de Ciudad Real o de Albacete, producto castellano que se adorna con leyendas que se alargan hasta la prehistoria del hombre.
Si hubiéramos de hacer caso al clásico Ovidio, tendríamos que creernos que la miel se la debemos a Baco, el dios del vino, que volvía de un paseo brincando entre los sátiros, cuando estos, para marcar mejor el ritmo, comenzaron a tocar los sistros. Al sonido de estos instrumentos, una bandada de insectos desconocidos surgió del bosque y Baco los guió hasta un árbol, donde se encerraron, llenándolo de miel.
Sabido es que los griegos y los latinos gustaban de mezclar vino y miel en la cráteras y que también eran aficionadísimos al "aguamiel".
La miel, el alimento perfecto y del más sagrado color, amarillo como el oro, se diviniza en casi todas las culturas. A Zeus niño lo alimentan las abejas con miel acompañada de leche de cabra. Los egipcios comían miel en las fiestas de Thot, mientras decían: "dulce es la verdad". En la antigua Babilonia se sepultaba a los grandes personajes con miel. En la tierra prometida de la Biblia había ríos de "leche y miel". Celebrar las fiestas con miel es algo que podemos encontrar en los hopis de Arizona o en los judíos rusos.
En Castilla La Mancha tenemos el privilegio de contar con este excelente producto, compuesto por el azucarado néctar de las flores transformado por la diastasa de la saliva y los jugos gástricos de la abeja.
¿QUÉ HACER CON LA MIEL?
Una rebanada de pan tostado con aceite de oliva y miel, en el desayuno, debiera ser el mejor invento que los castellano- manchegos exportásemos al mundo, que se harta de pastelillos artificiales.
Un chorro de miel sobre unas lonchas de queso manchego viene a ser el más exquisito postre.

Pero la que sigue es la receta del más antiguo dulce hecho con miel del que tenemos constancia en nuestra patria manchega. No son las hojuelas, sino el Alajú .
ALAJÚ
Es este un dulce de antiquísima tradición que se remonta a la dinastía Tang, en la China del siglo X. Luego se encuentra esta receta de "pan de miel" en los arzones de los caballeros del Gengis Khan, en el siglo XIII. Los mongoles se lo dieron a probar a los turcos y a los árabes. En el Diccionario de la Academia Francesa, en el siglo XVII, se habla del "Alajú: especie de pastel hecho con harina de centeno, miel y especias". En Dijon, en Reims o en París guardan el secreto de sus variadas recetas de Alajú. Pero en Castilla La Mancha, en Cuenca, encontramos una entre muchas, es la que transcribimos a continuación.

Necesitaremos dos docenas de nueces, mejor que de almendras o piñones, una docena de cucharadas soperas de miel, unas gotas de esencia de naranja y especias (canela, clavo, alcaravea), pan rallado y unas obleas.

Manos a la obra: Calentamos la miel (que la podremos elegir al gusto entre las de romero, de flores, etc.) y añadimos el pan rallado y las nueces muy picadas, las especias y las gotas de esencia. Se remueve todo bien y se deja que de un hervor. Luego colocamos la masa entre dos obleas, de modo que nos quede una torta del espesor de un dedo. Lo dejamos enfriar y ¡ale hop!, a comer.

domingo, 1 de junio de 2008

Mari Carmen, hija de Juantito el del tío Martín

Hace unos días alguien, alguien no, Mari Carmen, hija de Juantito el del tío Martín, originaria de Los Navalucillos, me dejó este comentario en el blog. No dejó dirección y no puedo contestar personalmente a la hija de mi paisano. Así que, si alguien la conoce, o tú misma, si entras de nuevo en estas páginas, me mandas un correo a:
antonioillan@gmail.com

Texto de Mª Carmen:
Hola Antonio, soy de Málaga y encontré tu blog por casualidad buscando la receta de Huevos en Leche. Mi padre era de los Navalucillos, adoraba su pueblo aunque se marchó de ahí muy joven. Era "Juanito el del Tío Martín", Campillos de la Sierra de apellidos. Siempre hablaba del pueblo, del tio tal, del tío cual, de las comidas.... Me encantan "Las Puches", el las hacía mucho. ¿Los mejores garbanzos? los del pueblo, ¿los mejores melones? los del pueblo... Contaba siempre muchisimos chascarrillos y refranes del pueblo. En fin, me acordé de pronto de los "huevos en leche" que tanto le gustaban y no recordaba exactamente la receta, decidí mirar en esta inmensa enciclopedia y ahí estabas tú.Te felicito por los mensajes que lanzas al mundo sobre el optimismo, por tu poesía y por tu manera de escribir. Sigue así, eres envidiable. Un beso y muchas gracias.