Título: Maridos y mujeres.
Autor: Woody Allen. Versión para el
teatro: Álex Rigola. Intérpretes: Luis Bermejo, Israel Elejalde, Miranda Gas,
Elisabet Gelabert, Alberto Jiménez y Nuria Mencía. Iluminación: María Doménech. Director: Álex Rigola.
Maridos
y mujeres. Teatro de Rojas abarrotado. Woody Allen, vía Álex Rigola, en estado puro.
Introspección. Relaciones de pareja con todos los detalles de sus
circunstancias. Insolidez
del matrimonio. Agudeza en los diálogos. Humor en plan comedia. Conductas
humanas que giran alrededor del eje del amor. Separaciones. Reencuentros.
Relaciones iguales y desiguales. Todo para terminar concluyendo con un nada
romántico ni pasional pensamiento, una especie de “madrecita que me quede como
estoy”, o con la frase con la que el gran don Miguel de Unamuno se refería a su
esposa: “Doña Concha, mi costumbre”.
Sobre
un escenario minimalista, como ahora se lleva -¡serán cosas de la crisis y hay
que ahorrar gastos-, la trama de Maridos
y mujeres, adaptación al teatro del guión de Woody Allen para la película
del mismo título, se reduce a dos parejas que se encuentran para cenar; y una
de ellas anuncia a la otra que se van a separar, que se van a dar un tiempo de
reflexión, pero que están muy bien, muy bien. A partir de aquí, la especulación
de unos y otros es continua sobre la compleja convivencia en pareja. Estamos
ante los tópicos de psicoanálisis tan propios del autor neoyorquino. En los
conflictos matrimoniales hay más miga de la que muestra la apariencia y en
ellos subyace también la rutina, los egoísmos o las inseguridades. Para el desarrollo
de la acción en la obra se echa mano de los recuerdos y se muestra un abanico
de relaciones diversas entre hombres y mujeres, cuyo final no siempre es todo
lo bello que en un principio se piensa para la vida acordada entre dos. Woody
Allen/Álex Rigola logran y muestran con su obra una disección completa de las
conductas humanas sin ahorrar detalles y hacen evidente lo que gran parte de
las personas vive, aunque muchas lo piensen y pocas lo manifiesten. Podríamos
decir que los personajes se “desnudan” ante el espectador pero no ante su
pareja. Algo normal. Es decir, lo que en Allen es psicoanálisis, en la
propuesta de Rigola es realismo. Al fin y al cabo la literatura -y el texto
teatral lo es- parece el espejo en el que se refleja lo que sucede en la
realidad, a veces un poco distorsionado, pero siempre verosímil. Por eso, en Maridos y mujeres se dejan ver las vacilaciones
del ser humano emparejado, el pudor y las verdades inconfesables e intimidades,
compartidas o no, por la parejas, pero frecuentemente no habladas entre ellas.
Creo que los espectadores se ven reflejados en lo que pasa en la escena y eso
provoca la risa, una risa que oculta la verdadera reflexión sobre la propia
vida.
Woody Allen, autor del guión de la película Maridos y mujeres.
Si
brillante es el guión de la película de Allen, no lo es menos la adaptación de Rigola
para el teatro y aún más su dirección audaz, imaginativa y dinámica, en la
línea en la que trabaja un grupo de directores teatrales que están creando
tendencia, como Miguel del Arco, Alfredo Sanzol o Juan Carlos Rubio, entre otros.
Álex Rigola, director
El espacio
escénico de Max Glaenzel, ecléctico
pero funcional y suficiente, frío y con barras metálicas, se hace cálido con la
focalización de los espacios, en los que se actúa, donde se centra la acción en
cada momento –especialmente los sofás, que es donde mejor se conoce a una
pareja-, con una iluminación perfectamente estudiada.
Al
texto y la dirección se une, para que el éxito corone la obra, una logradísima
interpretación basada en la excelente dicción, el gesto preciso, la
naturalidad, la adaptación de tono, movimiento y mímica a la situación, y el
acercamiento al público, que conlleva su implicación en el espectáculo. Aquí no
hay cuarta pared. Luis
Bermejo (Álex), Israel Elejalde (José
Luis), Miranda Gas (Rain y Gloria), Elisabet Gelabert (Alicia), Alberto Jiménez (Carlos y Ronald) y Nuria Mencía (Carlota), lo bordan,
especialmente en algunas escenas, como la de la ruptura entre Álex y Carlota.
Luis Bermejo (Álex) y Nuria Mencía (Carlota)
Los
espectadores, que llenaron el teatro, respondieron con la calidez de su aplauso
la calidad del trabajo presentado en las tablas.
Maridos y mujeres ha sido el enésimo
acierto en la programación del Teatro de Rojas de Toledo en esta temporada que
¡ojalá! siga por esta vía de aprecio a la cultura y a las personas.