Hoy estoy como un poco así que no sé qué me pasa. Me han dicho que, en una escuela, a los niños que castigan, porque hacen alguna travesura, los mandan "al rincón de ¡¡¡¡pensar!!! Horror desde chiquitos les enseñan que el pensar es el lugar del castigo. ¡Yo no sé que haría con semejantes pedagogos!, pero voy a empezar a creer en la necesidad del ¡asesinato! para salvar a la sociedad de la ¡maldad de pensar!
También he querido relajarme con las siguientes afirmaciones que tanto cuadran a la juventud de polvo y botellón, o de botellón sin polvo (aunque un día de estos contaré lo que presencié ¡y con qué calma por su parte y por la mía! a la entrada de mi garaje el otro día a las 7 de la mañana. Las sentencias son estas:
1). Nuestra juventud gusta del lujo y es maleducada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los mayores. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son esencialmente malos.
2). Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esa juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible.
3). Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos.
4). Esta juventud esta malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura.
¿A que muchos de los lectores ¡y lectoras! aprobáis estas aseveraciones?
Bueno, pues atención. La primera es de Sócrates (470-399 A.C ). La segunda es de Hesíodo (720 a.C.). La tercera es de un sacerdote egipcio del año 2.000 a.C. La cuarta estaba escrita en un vaso de arcilla descubierto en las ruinas de Babilonia y con más de 4.000 años de existencia.
O sea, que seamos prudentes y, al menos, no castiguemos con la infame manía de pensar. Pensar es bueno y decirlo es mejor y hacerlo, ya ni os digo, sobre todo hacerlo haciéndolo bien hecho. ¿Que el qué? Y ¿tú me lo preguntas?, pues eso, eso, eso, eso que se hace cuando tu pareja no lee todos los periódicos antes de acostarse, eso que se hace cuando tu pareja no te empeiza a decir a las 9'30 de la tarde noche "qué sueño tengo"; eso que se hace cuando tu pareja no sufre los más horribles dolores de cabeza que en el mundo han sido y que no se quitan con nada que ya esté inventado,... eso. ¿Quieres que te lo diga o adivinas el acertijo? Da gusto escribir así de fresco entre tanto calor.
¡Jo! con los clásicos. Es usted un pozo sin fondo, pero su agua es tan clara, tan sencilla y tan fresca, que da gusto beber a menudo de ella. Siaga, siga que me apremia la sed.
ResponderEliminarNo hay manera de hacer entender que nos repetimos. Pero constatar que nos repetimos no acaba con el problema ya que rebuscamos para encontrar que hubo tiempos igual que estos. Quiero creer que una interpretación lineal de la historia busca en el pasado las soluciones o, por lo menos, las situaciones para acumular soluciones. Si no fuese así lo que tendríamos por delante sería el fin del Imperio Romano barrido por vómitos, palabros, inoperancia y mp3.
ResponderEliminarEn primer lugar, me encanta la imagen escogida de para este tema, la parte central de la Escuela de Atenas. Sobre el rincón de pensar, yo también había oído a mi hijo algo similar sobre la forma de castigarles en clase y me pareció en su momento una verdadera barbaridad, pero no hice nada al respecto. La próxima vez no lo dejaré pasar e intentaré exponerlo en estas reuniones de principios de curso que se suelen organizar.
ResponderEliminarGracias por ayudarme a abrir la mente.