Muchos niños, que reciben la constante ovación de sus padres, se convertirán en adultos que continuarán dependiendo (de alguien que les acaricie la cabeza o les diga lo bien que estuvieron). ¿Es esta la preparación que queremos para nuestros hijos? ¿Tenemos el derecho de que crezcan esperando que todas sus buenas acciones sean celebradas? Siendo crudamente realistas... ¿cuántos aplausos recibirán de adultos? Tan poco correcto -educativamente hablando- es estar todo el tiempo diciendo: "Bien hecho", como lo sería estar siempre con la crítica negativa: "Mal hecho". Para que los niños aprendan a formar sus propios criterios, los adultos tenemos que tener más equilibrio y un apoyo incondicional ante lo "bien hecho" y lo "mal hecho".
1 comentario:
Estimado caballero:
Es mi ilusión invitarle a seguir en el blog Arcana Mundi la película eslava; La fortaleza de Brest.
No sólo se trata de mostrar al visitante esta apasionante película extranjera, si no viajar a través de sus artículos anexos por una parte de la historia europea desconocida para la mayoría de nosotros.
Espero que sea de su agrado esta batería de entradas.
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