Vuelven los toros a la televisión. Ese es el gran triunfo de la reserva espiritual de occidente. Y el IVA ya está dando cornadas a diestro y siniestro como un miura descosido. Yiyo, Granero, Manolete, Joselito, Sánchez Mejías y tantos otros levantaron su sangre sobre la arena. A nosotros nos cornea el toro del IVA por los cuatro costados. Exangües vamos a ir quedando, como Séneca en la bañera de agua tibia con las venas cercenadas. El IVA, el IBI y la “santainquisición” de estos genios que nos gobiernan nos comen. Tirios y troyanos se asemejan, que aquí no se salva ni dios. España es hoy un país envasado al vacío. Pero ya no es tiempo de pararse en el lamento perpetuo ni en las soluciones andaluzas del “gordilleo”. O somos capaces de generar una alternativa o el hundimiento será inevitable. Ya no puede tratarse solo de criticar los recortes de la llamada derecha o del gobierno de turno en el ámbito de que se trate... O espabilamos o esta carcoma imparable terminará socavándolo todo. Hay que agarrar el sable por el mango de las soluciones y no por la hoja de los problemas. ¿Es la herencia? Quizá hay que hablar de la herencia compartida. Ni todos santos ni todos pecadores. Pero si miramos hacia atrás con una objetividad no demagógica, no partidista, no partidaria, habrá que empezar a analizar seriamente que en el camino andado hay veinte años –sí, veinte- de muy malas decisiones en muchas estructuras, con un efecto acumulado que costará purgar durante otros diez años. Quiero decir que aquí habrá que empezar a afirmar que tenemos responsabilidades compartidas pero diferenciadas. Los gobiernos han desregularizado la economía hasta dejarla en manos de malvados intereses, de amos sin nombre, de algo abstruso. Pero cada uno debemos pensar las veces que no pagamos los impuesto; por ejemplo, aquí todo va por el mismo rasero moral, unos no pagan cinco euros en un taller y otros no pagan doscientos millones de sus oscuras cuentas. No entro a valorar a los que roban o a los que se “reservan” los fondo y quienes se lo llevan crudo a Las Bahamas. Nadie nos cuenta claramente que vienen los años de las vacas flacas. Diez años de dureza. Nadie aplica la razón ante unos recortes sin sentido. Nadie hace hincapié en que detrás de la crisis económica hay un deterioro ético-institucional del país (por ejemplo, muchos supieron lo que se avecinaba pero nadie pulsó el botón de alarma). Así que de esta no nos saca nadie solo por mucho que lo pregone. De esta salimos entre todos si entre todos nos damos cuenta de que, como sociedad, hemos de cambiar varias cosas: cultura cívica, pago de impuestos, exigencia de mayor control al Parlamento, regularización de la economía y otros muchos etcéteras. Pero los genios, por lo pronto, ya nos han dado el arreón del IVA para que vayamos haciendo el cuerpo al cilicio. Vuelven los toros a la televisión pública como metáfora del sufrimiento. Ahora el poder real quiere que nos comamos ese pienso. Todo esto está muy pensado, amigos. Quien controla la comunicación, controla a la larga y a la corta el cerebro y de esa forma controla el poder. Pero para saber de esto y no tragarse el sapo, mi recomendación es que lean a Manuel Castell, mientras pagan un 21 por ciento de IVA por la cultura –que no quieren que se consuma cultura, que la cultura es perniciosa para el régimen de señores y esclavos- y sienten, a las cinco en punto de la tarde, la sangre sobre la arena.
Antonio Illán-Noticiasdigital.es
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