Éxito de Juan Diego Botto en el teatro de Rojas de Toledo con “Un trozo invisible de
este mundo”
Astrid Jones, Sergio Peris-Mencheta y Juan Diego Botto
Título: Un trozo
invisible de este mundo. Autor: Juan Diego Botto. Dirección: Sergio
Peris-Mencheta. Intérpretes: Juan Diego Botto y Astrid Jones. Escenografía:
Sergio
Peris-Mencheta y Carlos Aparicio. Diseño
iluminación: Valentín Álvarez.
Juan Diego
Botto ha triunfado como autor en el Teatro de Rojas de Toledo con “Un trozo
invisible de este mundo”, un conjunto de cinco monólogos, bajo el título de
“Arquímedes”, “Locutorio”, “Carta al hijo”, “Turquito” y “El privilegio de ser
perro”, interpretados por él mismo y por Astrid
Jones.
Teatro
de la realidad. Se trata de narrar lo que ocurre, lo que se piensa o lo que se
siente. Espectáculo que surge de la necesidad de exponer el compromiso que el
autor tiene con la sociedad, que se hace extensible al que debieran tener todas
las personas con sano juicio y mente crítica ante la injusticia patente que nos
rodea.
Juan
Diego Botto nos ofrece un texto en el que no hay palabrería superficial, todo es mensaje. Nada de
charlatanería ética, romanticismo o falta de realismo, todo realidad y
experiencia de la que tenemos noticia. La realidad se resuelve en puro
documento, no en símbolo, y toma forma en la palabra que cuenta, en el gesto
que evoca, en el tono que dramatiza y en la fuerza escenográfica de la cinta
sinfín que no deja de escupir maletas. Mensaje crudo, ético pero no
ideologizado, en el que se aprecia el ser y el sentir y la soledad que tiene
que saber resolver cada individuo en sus circunstancias. Fondo y forma,
estética e ideas se complementan; y el conjunto lleva al espectador más a la
reflexión que a la enseñanza.
“Un trozo invisible de este mundo” es la realidad
contada con palabra esencialmente dramática. Cinco historias conmovedoras que
se singularizan por contenido, su lengua, su tono y el contexto escénico y se
unen por el tratamiento de temas candentes como la injusticia, el desarraigo,
la marginación, la violencia del poder o la nostalgia y por una línea
interpretativa extenuante, emotiva, plena de matices y abundante en cambios de
registro.
El texto
de Juan Diego Botto no es propiamente teatro de protesta como el de Piscator, tampoco apunta a la cabeza de
los burgueses y de los poderosos del sistema de injusticia en que vivimos, como
haría Brecht, está quizá más cerca
del existencialismo comprometido de Camus,
quien desarrolla un humanismo fundado en la consciencia del hombre y sus
acciones, que nos instala en la reflexión humana ineludible y nos hace
cuestionarnos nuestra propia acción vital, en tanto que individuos o corresponsables
solidarios de un grupo humano.
Teatro
necesario para despertar una sociedad modorra y amorfa. Es una apuesta seria y
valiente esta coproducción de Cristina Rota y el Teatro Español, para zarandear
las conciencias en un momento como el actual en el que hay que gritar las
verdades. Lo importante es el ser humano y da la sensación que estamos
perdiendo el norte.
La idónea escenografía y la
acertadísima dirección de Sergio
Peris-Mencheta, con la colaboración necesaria y de alta escuela de Juan
Diego Botto y Astrid Jones, han levantado un espectáculo teatral in crescendo
que ha terminado con los espectadores del Rojas en pie y con un cálido, sentido
y prolongado aplauso.
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