El teatro de Rojas comienza la temporada
de primavera.
Transición, una lección amable de la historia
reciente de España
Título: Transición.
Autores: Alfonso Plou y Julio Salvatierra. Dirección: Carlos Martín y Santiago Sánchez. Intérpretes: Antonio Valero, Elvira Cuadrupani, José
Luis Esteban, Balbino
Lacosta, Álvaro
Lavín, Carlos
Lorenzo, Eva
Martín y Eugenio Villota.
Iluminación: Luis Perdiguero.
Vestuario: Elena Sánchez. Música: Mariano Marín. Proyección audiovisual: David Bernués.
Transición,
un proyecto coproducido por el Centro Dramático Nacional y las
compañías L’Om‐Imprebís, Teatro Meridional y Teatro del Temple, supone un baño
de realidad; una amable lección de la historia reciente de España no exenta de
su drama, su comedia y su tragedia; un “florido pensil” de los tópicos y del
imaginario de la época en la que nació la “era democrática”; un paseo por la
música y los gestos de un tiempo que perdura en el recuerdo; una visión ética
de un hombre (Suárez) que supo jugar sus cartas, especialmente la última, su
dimisión; una pincelada crítica al conjunto de los políticos más que al
universo de la política; un pasado que es presente y un presente deudor del
pasado que aventura el futuro.
En Transición
encontramos la España del “harakiri” de las Cortes franquistas, la de los
asesinatos de Atocha y del terrorismo, la de las primeras elecciones, la España
cañí de Carmen Sevilla o los anuncios de época, la España de las canciones de
Cecilia, la España política de Suárez con su ascenso, su permanencia en el
gobierno, su dimisión y su presente de senectud con el mal de Alzheimer.
La
obra está muy bien articulada, con el ritmo dinámico que ofrece la dramaturgia
y con el continuo desdoblamiento de personajes que hacen correr el tiempo hacia
atrás o hacia adelante según el discurso se presente como realidad o como
ficción. La funcionalidad de la propuesta escénica, que favorece los continuos
cambios de plano, y la permeable flexibilidad de los actores para
metamorfosearse en una u otra identidad con estudiados cambios de gesto y con
una expresión corporal perfectamente trabajada, sirven para expresar con más
contundencia el mensaje que se representa.
El
texto juega con el humor, que va de lo más simple a lo complejo y luego avanza
y alcanza, a veces, la ironía y la sátira lo que lleva al público a la sonrisa
o la prudente carcajada. Pero, como no estamos en una comedia, sino ante una
obra ecléctica, abundan los momentos de reflexión, que alcanzan sus puntos
culminantes en los momentos en los que se dramatizan discursos reconocibles,
como es el de la dimisión del presidente Suárez. Los autores Julio Salvatierra y Alfonso Plou han sabido sintetizar muy
bien, sin caer en la tentación de lo superficial, los momentos trascendentales
de la historia de la Transición y nos lo ofrecen en su contexto y en boca de
los personajes que los protagonizaron.
Es
muy positivo que se lleve a los escenarios un espectáculo teatral como este:
que habla de nuestra historia reciente. No es frecuente que se monten obras
sobre política concreta y vivida, pero es sano e instructivo que se realicen
obras como Transición, que nos ayuden
a conocer –especialmente a las generaciones que no la vivieron- de dónde venimos
y de dónde vienen los políticos actuales. Y también es coherente la manera que
tiene esta obra de abordar la transición política: desde la humanidad y la
ternura de algunos personajes, desde el humor y la desmitificación, y desde la
sátira y la caricatura.
El
trabajo sobre el escenario parece fácil, pero no lo sería tanto sin la sabia y
hábil dirección de actores que han llevado a cabo Carlos Martín y Santiago Sánchez.
Y la calidad toma cuerpo en la impecable actuación coral del reparto, en la que
destaco por la abundancia de matices, ninguno sobreactuado, la de Antonio Valero.
Interesante
obra para todo tipo de públicos: los que peinan canas y vivieron el momento
recordarán con nostalgia y contrastarán sus puntos de vista; los jóvenes
disfrutarán de un espectáculo fresco y dinámico que invita también a la
reflexión sobre el presente a partir de la experiencia del pasado.
El
XIV Ciclo de Teatro Contemporáneo del teatro de Rojas ha comenzado con buen
pie. Buena obra y muchos espectadores. La cultura, como la flor del almendro,
está espléndida. La programación de primavera es digna y de calidad
contrastada. Transición ha sido un
excelente primer bocado del extraordinario menú que nos espera en el teatro
toledano.
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