Reconozco que soy deudor de Antonio Battro y que sus ideas y sus artículos me llaman la atención. Él piensa lo que sigue en estos párrafos y yo me sumo a ello con la convicción del converso.
Durante siglos la práctica de la lectura se hacía en voz alta y se desaconsejaba -o se prohibía- la lectura silenciosa. Esta ejercitación, felizmente, se mantiene en las escuelas de teatro y en algunas instituciones monásticas de Occidente y de Oriente, donde la función del "lector" sigue siendo muy importante. Mientras tanto, en nuestras escuelas ese tipo de lectura ha ido disminuyendo en la práctica corriente.
Seguramente asistiremos en poco tiempo a una vuelta a la lectura en voz alta en las aulas. Esto se debe a los hallazgos recientes sobre su efecto beneficioso sobre el cerebro. Se ha descubierto en la Universidad Tohoku, de Japón (Learning Therapy, Kawashima y otros, 2003), que existen diferencias significativas en la corteza cerebral entre la lectura silenciosa y la lectura en voz alta, que produce mayor activación en ambos hemisferios cerebrales. Las nuevas tecnologías portátiles de imágenes cerebrales, como la topografía óptica, permiten realizar observaciones en la propia escuela. Ello puede tener aplicaciones en la educación de niños con problemas de lectoescritura.
Cada día comprendemos mejor la organización de los circuitos de neuronas que se ponen en funcionamiento durante la lectura. Las letras se reconocen esencialmente en la corteza visual, independientemente de su tamaño y tipografía; luego, las palabras se van recorriendo gracias a movimientos de los ojos muy precisos, controlados por una zona restringida de la corteza motora. Al mismo tiempo intervienen varias áreas en ambos hemisferios dedicadas a procesar el significado, a memorizar lo que se ha leído, a asociar los contenidos de esta lectura con otras. Y todo en centésimas de segundos. Cuando leemos en una segunda lengua, en general utilizamos mayor cantidad de neuronas y de conexiones. También es interesante comparar la lectura de textos con la de una partitura musical. En este caso el equivalente de leer en alta voz, es simplemente usar el teclado del piano. Con la ejercitación en la lectura musical se produce una "traducción" automática de las notas distribuidas en el pentagrama al control motor de los dedos. En ambos casos asistimos al mismo prodigio de la cultura "encarnada" en nuestro cerebro.
Leer en voz alta nos ayuda a comprender la frase en su totalidad y nos facilita la labor de expresión de un pensamiento completo, no fragmentado. Por todo ello, quizá fuera conveniente, especialmente con las personas que estás aprendiendo a leer, volver con fuerza a este ejercicio de leer para que otros nos escuchen.
1 comentario:
Difícil estar más de acuerdo.
La lectura es el archivo del oceano infinito del conocimiento.
La ficción es donde nace lo posible.
Me ha gustado éste blog, de mirada elevada y panoramas de lo exquisito.
Sean bienvenidos al mío, todo ficción y bucear en el oceano de las letras.
Publicar un comentario