Con el título solo he querido llamar la atención. Pero sí se trata, en las relaciones sexuales, de lograr una armonía entre ritmos distintos. Hay que acompasar el paso y no ir con la ventaja o la desventaja del paso cambiado. Creo que con una metáfora de la tradición del Tao se entiende bien. En la tradición taoísta el hombre es fuego y la mujer es agua. Esto es muy importante. No se trata de que el agua apague al fuego y ya está. Esta contraposición de elementos es el motivo por el cuál sostienen que sus respuestas sexuales son diferentes. La energía sexual del hombre (fuego, llama) se eleva rápidamente y luego explota; la de la mujer se parece más a un recipiente de agua fría que va calentándose hasta el punto de ebullición: se calienta y se enfría lentamente. Así para que ambos alcancen una cúspide de placer, el hombre debe aprender a ajustarse al ritmo de excitación de su pareja. Y para esto hay que tener voluntad y entrenamiento.
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