“Vuelva usted
mañana”, escribía don Mariano José de Larra que decían los burócratas de aquella
España de posada y carnaval para alargar la solución de los asuntos que no
debieran alargarse sine die.
“Vuelva usted dentro de un año” a realizarse
la colonoscopia, si no se ha ido usted ya a echar leña al fuego de las calderas
de Pedro Botero, dicen en este sistema sanitario, cuyos pecios se están
repartiendo entre gentes del negocio. ¡Qué gran paradoja que responda el
sistema lo que no entienden ni profesionales ni pacientes!
“Vuelva usted mañana”, si quiere,
pues le va a dar lo mismo, si anda buscando una beca de comedor para que su
hijo tenga la única comida caliente y razonable que hace al día, le dicen a
quien demanda sopa y pan quienes tienen la Educación entre manos o entre dos
piedras feroces.
“No vuelva usted mañana”, mejor “no
venga por aquí nunca”, si quiere un crédito para mantener el normal
funcionamiento de su empresita. “No hay guita”, dicen los que se han
rebotillado las faltriqueras engañando a troche y moche con letras pequeñas y
productos preferentes que solo se podrían cobrar a los trescientos años.
“Vuelva usted mañana”, ¿mañana?, si
quiere que la representatividad en las instituciones de la nación y demás
territorios se asiente en el pilar de la verdadera democracia interna de los
partidos, dice cualquier ciudadano de los que se quitan las moscas en una
solana, de los que miran un escaparate, de los que van a por la no buena
noticia de un ERE o de aquellos que sorprendentemente aún no los ha puesto de
patitas en la calle una ley del trabajo que iba a crear empleos como el que
saca conejos de una chistera.
“Vuelva usted mañana”, pero un
mañana de no sé sabe qué siglo, le responden a uno cuando pregunta sobre la
índole de la verdad que se ofrece en cada medio de comunicación, que los juntas
y parecen un caleidoscopio y no hay manera de reconocer el hecho que transporta
la noticia si se lee, escucha o ve uno u otro.
Quiero leer el Talmud y la Biblia y
el Corán, quizá para renegar de todo, después de lo que nos enseñan de Gaza.
“Vuelva usted mañana”.
¿No dijo una ministra de
“semizquiedas” ¡por Dios, que están muy caros los trajes!, que veía brotes
verdes? Eso era una aparición, un ectoplasma. ¿Puedo ver yo esas sementeras,
esas macollas de ballico? “Vuelva usted mañana”, me responde un eco, pues de
aquella bien trajeada solo se sabe que se colocó bien colocada.
¿Me solucionan la crisis? ¿Me dan
empleo? ¿Me dejan vivir en la casa o me llevan al desahucio? ¡Oiga, pollo, que esto
es España”, así que “vuelva usted mañana”.
¿Puedo ver el milagro que va a hacer
con el empleo la Virgen del Rocío, según afirmó otra ministra, esta de derechas de las que no ha trabajado en su vida? “Vuelva usted mañana”.
¿Si vuelvo hay milagro? “Vuelva usted mañana” por si acaso, ¡descreído!
“Vuelva usted mañana”, dice o calla el
gobierno de un Estado, que a unos les echa las cuentas de la vieja y a otros
las del Gran Capitán, cuando el pueblo en llamas se pone de manos en una huelga
general y alza su voz y su silencio en las abarrotadas calles de España.
“Vuelva usted mañana”. “Vuelva usted
mañana”. ¿Para qué volver mañana si no soy banquero, ni poderoso, ni tengo
influencias? ¿Para qué volver mañana, para que nadie me escuche? Es evidente
que el Gobierno no hace caso a la marea. Solo espero que, cuando llegue el
tsunami, no se sorprendan.
¡Quiero confesar! “Vuelva usted
mañana”. Mañana es tarde. Es que si me pongo ahora se me enfría el chocolate.
Está visto. El memorial de agravios
podría extenderse hasta el infinito. Desde el alcaldillo que te saca las tripas
a impuestillos, hasta la alcaldesilla que reza por las familias de las víctimas
de su gestión poco cuidada, ¡que no van a volver mañana!
Aquí y ahora ya todo se ha instalado
en el famoso “solo un dar me agrada, que es el dar en no dar nada”. Todo y
todos ¡no! A escape y corriendo van los ministros de Hacienda y Finanzas a la Europa matriz a buscar capital para la
banca ¡Pero qué tendrá la banca! ¡Que será más difícil que un camello pase por
el ojo de una aguja a que un banquero vea el rayo de luz que entra por el ojo
de buey de un calabozo! A estos no hay que decirles “vuelva usted mañana”; ni
preguntan, pues ellos mismos son los dueños e imponen las respuestas. Nos
dicen, para taparnos los ojos, que tengamos esperanza. ¿Esperanza?, les
respondo. “Acaso habrá de ser mañana”. Ya no es ayer; mañana no ha llegado.
¡Fue sueño ayer; mañana será tierra! ¡Ay de aquel
mañana que no ha de llegar jamás!
1 comentario:
El sentimiento y tus palabras llenan mi sensibilidad de una fuerza que a todos nos hace falta ojala que el "vuelva usted mañana" se acabe ya.
Gracias.
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