- 4 cebollas hermosas; puede ser en versión cebolla dulce y la sopa toma una cremosidad y un paladar excelente.
- 50 gramos de mantequilla un poco más (cada uno según su gusto). (Se puede poner un chorro de aceite de oliva y derretir en él la mantequilla).
- 2 cucharadas de harina de trigo o de maíz.
- 2 litros de caldo (que habremos preparado cociendo pollo, gallina, hueso de ternera nunca de jamón, zanahoria, nabo, puerro... o caldo preparado del mercado o de cubitos).
- Rebanadas de pan (mejor de molde) tostado para cubrir la cazuela.
- Queso parmesano rallado (para cubrir las rebanadas de pan y gratinar). (Si no hay parmesano, vale cualquier otro queso que nos guste, con más o menos sabor: gruyère, emmental, manchego...).
(A la sopa se le puede poner un poco de vino blanco, de Jerez o una copa de coñac. Si gusta se puede dar un toque de pimienta).
Manos a la obra:
- Se pelan y se cortan las cebollas finamente en forma de brunoise o juliana.
- Se sofríe la cebolla lentamente en una buena cacerola (mejor las típicas de hierro fundido) en la mantequilla, hasta que la cebolla quede transparente sin que se llegue a dorar y, por supuesto, sin que se queme ningún trozo; para ello, lo mejor es no perderla de vista y remover continuamente con una cuchara de palo. Si ponemos un poco de sal a la cebolla en este momento del proceso ayudaremos a que nos ofrezca mejor sus jugos.
- Cuando la cebolla está en su punto, se añade la harina de trigo o de maíz para que la sopa tome una textura de un cierto espesor. Se da unas vueltas y se añade el vino blanco, el coñac o el jerez (si queremos poner estos ingredientes) y a continuación el caldo que ya tendremos preparado caliente.
- Dejamos que todo cueza una media hora a fuego lento.
- Probamos de sal y le damos el toque de pimienta, si nos gusta.
- Tostamos las rebanadas de pan de molde.
- Retiramos del fuego la cacerola de sopa y, antes de servir, colocamos el pan tostado cortado en cuadraditos o en rebanadas, como mejor nos guste, por toda la superficie de la cacerola y espolvoreamos generosamente con el queso rallado.
- Metemos la cacerola al gril del horno y gratinamos sin dejar de mirar hasta que el queso empieza a dorar y hacer costra (muy poquito tiempo).
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