miércoles, 31 de marzo de 2010

EL ESCRITOR. ID A VERLA

El escritor, extraordinaria película. Qué bien cuenta las cosas un maestro del cine. No necesita alardes. Qué sencillez de planos. Qué importante es el valor de la insinuación. Qué poca necesidad de efectos especiales. Cómo te va "engañando" o dando pistas o abriendo ventanas para que tú seas el protagonista narrador que piensa soluciones. Qué bien movidos los actores. Qué caracteres más bien pintados. Qué bien casa el puzle cuando se coloca la última pieza. Qué hermosa la música. Qué sutileza en los diálogos. Qué fuerza en las miradas... ¿Queréis más? Id a verla. No puedo contárosla, sería un crimen y tendría que escribir el epitafio. Polansky, ¡gracias! por la lección de cine.

domingo, 28 de marzo de 2010

DOMINGO DE RAMOS

Para celebrarlo, hoy me voy a fumar un Montecristo y voy a ir a ver El Escritor, película que recomendaré en este blog, si me gusta, que creo que sí.

lunes, 22 de marzo de 2010

PRIMAVERA/DESEO

Mis deseos son siempre verdes o siempreverdes
a ojos abiertos de claro mirar
sobre un corazón verde
que rehúsa pensar en el arco iris.
El latido verde sube la verde sangre
hasta mis verdes ojos que son tus ojos verdes
que pintan con su color la luz del día.
El verde portal abierto de la primavera
nos invita a pasar desnudos por su alfombra verde
sobre la que se apacigua
el saludable olvido
y el beso verde se hila en verde verso
entre las higueras que abren su boca de miel
para dejar caer lágrimas verdes
del relicario verde de sus hojas.

sábado, 13 de marzo de 2010

MI DELIBES

¿Quién ha dicho que ha muerto Miguel Delibes? Entre nosotros está el monumento imperecedero de su lengua eterna, esa lengua enriquecida sobre quien tiene poder el vulgo y el uso –don Quijote dixit-. Su lengua vibra como vibra el surco. Narrador y periodista. Indagador de la realidad y con saber para contarla. Narración realista, diálogo familiar, llaneza que no encumbra, mucha llaneza, que toda afectación es mala; así imparte su lección y muestra su maestría. Miguel Delibes habita entre nosotros con su gusto por las palabras perdidas, que él resucitaba, o por aquellas otras en peligro a las que insuflaba el aliento vital en sus textos. Entrañable idioma de España, sencillo, claro, elegante y puro, culto pero alimentado por la savia de la lengua popular, limpio y humilde, como el carácter del pueblo. Ese es su lenguaje, que en un tiempo se hizo carne en sus labios y oraciones en su pluma. Ahí está, volvamos a él cada día que queramos ser mejores. No hay mayor virtud que la de hablar seguido y bien. En sus páginas encontramos mucho amor a la tierra y a sus gentes, a la palabra justa y al castellano bien escrito. Hermosa herencia la suya que no reconoce tercias y que se reparte el pueblo. Gran Miguel como el otro Miguel de Cervantes, capaces ambos de poner el dedo en la llaga con la elegancia y la inteligencia de la palabra. No me importa que el ciprés del cementerio alargue su sombra, ni que los santos sean inocentes y a los príncipes se les destrone. Me importa el camino que don Miguel Delibes nos traza con el imperecedero valor de la lengua en uso, que une en santísima trinidad el temperamento, el lenguaje y el paisaje castellanos. Él dijo de sí mismo que era “un narrador rural apasionado por la naturaleza”. ¡Que se inicie ya el proceso de beatificación y se le nombre Santo Patrón del Medioambiente! Ahora resulta que, porque ha muerto el hombre -que no el escritor-, todo el mundo lo leía y tenía un libro suyo en la cabecera. ¡Impostores! Si eso fuera así, no hablarían con un idioma tan mediocre muchos sepulcros blanqueados que ahora lo exaltan tras su óbito. Leer a Delibes es sentir el pueblo llano, el rastrojo y el barbecho, la perdiz roja, las palomas torcaces y las liebres, la gente que no se mide por el peso de la chequera, las encinas y las jaras, el ancho horizonte de Castilla, el amanecer y el sol poniente, las truchas, el campo, siempre el campo y sus habitantes, las historias que se cuentan, el humor directo, lo cotidiano y lo sencillo e incluso el disputado voto del señor Cayo. Que no me vengan con retóricas los que nunca leen nada y no deshonren la memoria de un hombre bueno que ha muerto y que se ha ido con la escopeta al hombro a regalarle al Dios que tenga la milana bonita y a dar una batida con él por los campos, abundantes de patirrojas, del Paraíso. Aseguro que el diálogo entre los dos cazadores será especialmente sabroso; ¡lástima que solo lo van a disfrutar los ángeles! Aún es de día. Hace tiempo que el literato había colgado los trastos de escribir, pero lo escrito ahí está, para engrandecer y valorizar en la eterna vida de la fama la Literatura española y la Lengua castellana. Miguel Delibes no ha muerto, vive gracias a sus libros, vive en la palabra.

jueves, 4 de marzo de 2010

LA BICICLETA DE MI VIDA

Deprisa, deprisa. ¿Qué pasa? Alas 7:40 me levanto, ducharse, afeitarse, hacer aguas mayores y menores, vestirse, limpiarse los zapatos, desayuno a las 8’15, cartera, garaje, coche que no va la llave, ¡cachienlamar! atasco, no encuentro aparcamiento, a las 9 en el trabajo, te ha llamado la jefa, ¡ya estamos!, primer nudo en el estómago, no era para tanto, empiezo a trabajar, papeles, papeles, llamadas, papeles, correos, prologuillos, informes, visitas, cartas, oficios, ¡rediós y qué locuras! manzana, son más de las 12, más de lo mismo. ¿Cuándo, pienso? mientras hago otras cosas, así no se puede, esto es la hostia, 2’50, a comer, no hay comida hecha, comer lo que sea, 10 minutos de relax, más coche, más difícil aparcar que por la mañana, te llaman, nunca te felicitan, siempre hay algo que se ha pasado, angustia, tensión, dolor de cabeza, 7, 8, 9, vuelta a casa, una fruta , gimnasio, no tengo ganas de ir, voy, una hora de cardio, ducha, sauna, 5 minutos, cena, me como el frigorífico, sigo con la tensión alta, son las 11, tengoque preparar un pregón para mañana, las dos horas se convierten en tres, no hay manera de hacer lo que debiera hacer, no hay ganas ni voluntad, ¡no puede ser! esto no va, cama, sueño, soñar con la jefa que me llama, con los coches que pierdo, con la casa de mi pueblo vacía, con todos mis muertos...¡aaaaahhhhhh!
Ahora me pregunto ¿esto es vida? ¿dónde caben los hijos, los libros, la compañera, los amigos, el partido de fútbol, la película, el teatro, mi médico...? Y hay más, ¿cuándo voy a arreglar el armario y a ordenar los papeles? ¿Qué día voy a ir a cortarme el pelo? ¿Cuándo cambio el aceite al coche? ¿Cuándo voy a comprar ese regalito ¡que va a ser su cumpleaños!? Y la familia... ¿qué hay de la familia? ¡Ah! y dormir, dormir, dormir lo que me pida el cuerpo... ¿cuándo, cuándo, cuándo? Conclusión: olvidé el equilibrio.
Tengo un minuto, no me preocupo y pienso en una bicicleta. ¿Una bicicleta? Sí, la imagino: dos ruedas y 3 cambios. Mi bicicleta funciona así:
Tercer cambio –A toda marcha, marcha alocada: En este momento la energía fluye y estoy más productivo que nunca. ¡Bien! Ya mismo... anoto todo. (Hora, día, fecha, lugar) ¿Qué es lo bueno de esta imagen? Tengo que anotar todo. No dejo que este brote de productividad pase inadvertido. Aquí va a estar el truco.
Segundo cambio -Marcha regular: En esta situación puedo decir que las cosas se hacen... pero la velocidad, el flujo y la sincronía no son para batir ningún récord! Sin embargo es un buen trabajo. Esta marcha parece que funciona.
Primer cambio -Marcha lenta: Me siento bajo, sin energía. El flujo de ideas inteligentes está seco. Salir de la cama es como levantar una pesa enorme, la ducha es un tsunami. En estos momentos poco productivos también hay que anotarlo todo (hora, día, lugar, acciones, emociones, circunstancias en casa, en el trabajo, obsesiones, angustias, todo lo que pase por mi cuerpo, por mi mente, por mi vida).
Leyendo las cosas que anoto en esta bicicleta de la vida, veo algunas cosas de interés:
1. Las altas y bajas vitales son activadas por las circunstancias de la vida. La cuestión es darme cuenta de cuáles son esas circunstancias. (Aquí, i es necesario, hay que tomar un descanso, recargar energía y volver a un nivel de productividad razonable. Echar una mirada objetiva a la vida y buscar un estilo de vida acorde con el equilibrio.
2. El cuerpo sólo es ¡humano! Aunque la sociedad me empuja a trabajar duro y a arriesgarme, mi cuerpo puede estar pidiéndome un descanso. Me lo pide a gritos, con enfado. Anoto los ritmos periódicos de baja y alta productividad, y esto me ayuda a darle expectativas razonables en mi cuerpo... y a mi productividad.
3. Lo que nos sucede es "la vida". Las molestias, ocurren. Los inconvenientes que echan a perder la agenda, ocurren. Es preciso mantener la salud alta y el estrés bajo propiciando un lugar para el reposo. No hay que correr de papel en papel, de informe en informe, de carta en carta, de prólogo en prólogo, de llamada en llamada de sol a sol. Esta prisa que no me pide el cuerpo ni la mente solo sirve para perder la salud y el equilibrio social. Creo que tengo que conocer mis límites y mantenerme dentro de ellos.
Así que ¡a la bicicleta! Voy a escuchar a mi cuerpo atentamente (anotaré lo que me diga). Y lo más importante, voy a ajustar los cambios de la bicicleta de mi vida para ¡¡¡¡¡disfrutar del viaje!!!!