viernes, 28 de noviembre de 2008

EJEMPLO PARA LÍDERES EMERGENTES EN TIEMPOS DE CRISIS


En el año 325, Alejandro III, rey de Macedonia, condujo a sus tropas a través del desierto de Gedrosia. En aquella campaña, la sed y el hambre acabaron con miles de soldados y de otras personas.Tras largos días de marcha, dos soldados encontraron agua en un barranco y la trajeron ante Alejandro en un casco.
El rey preguntó: ¿Hay suficiente para todos?

No mi rey, contestaron los soldados.
Alejandro vació el casco sobre la arena ardiente, ante la vista de una tropa indignada y maravillada a la vez. Demasiado para uno solo, demasiado poco para todos, dijo tras derramar el agua.

Con este acto simple, pero muy ejemplificador, Alejandro demostró magnanimidad, una virtud esencial para el liderazgo efectivo. Un líder magnánimo es aquel que muestra disposición a dar más de lo que se esperaría de él. Alejandro estableció que no podía beber uno -aunque se tratara del mismísimo soberano- si no podían beber todos. Su gesto fue una declaración de principios, un desafío a sus seguidores y una provocación a las adversas circunstancias.
Al mostrarse igual a todos, Alejandro se mostró superior, manifestando su condición de líder y legitimando el lugar que ocupaba.Al demostrar entereza ante la adversidad y ánimo para refrenar sus impulsos, elevó el ánimo y las fuerzas de sus subordinados. Al no exigir a los demás nada que él mismo no estuviera dispuesto a sobrellevar, pero a la vez demostrar que podía continuar resistiendo, logró que todos se identificaran y se sintieran orgullosos porque sabían que jamás serían defraudados.
Gestos sencillos como el de Alejandro, pero genuinos porque provienen del ejemplo personal, crean una inmensa motivación en las personas.
Sin duda el acto de Alejandro fue provocativo y desafiante, pero muchas veces, en momentos difíciles, se necesita una respuesta límite para despertar conciencia, confianza y respeto.

Moraleja, en Alejandro y el derrame del agua hay un ejemplo para líderes emergentes que quieran afianzarse.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

EL AIRE DEL TIEMPO


Vivimos rodeados. Nos circunda, física y espiritualmente, el contexto dentro del cual se despliega nuestra existencia. Ortega y Gasset lo llamaba “circunstancia”. Si estamos en la ciudad, nos rodean edificios, cables, automóviles, gentes que van y vienen. Eso es lo visible. Pero también vivimos inmersos en una circunstancia invisible, que nos rodea y nos condiciona: la política, los problemas sociales y económicos, etc... Todo parece que está ahí, aparentemente fuera de nosotros. Pero no nos equivoquemos, lo que nos rodea no solo nos rodea, nos penetra, nos fecunda, nos influye, forma parte de nosotros, nos modela la vida.
Lo invisible, mucho más fuerte que lo visible, es el mundo de normas, costumbres, modas, maneras de pensar y valores que nos llevan por los rieles de la vida, sin poder salirnos, si somos correctos y rigurosamente civilizados. Eso es la cultura y está en el aire, en el ambiente; es para nosotros como el agua para el pez, que no sabe que está en el agua. Sólo está allí. La cultura es nuestra "agua".
Por más que nos creamos rebeldes, usemos pendientes, nos pintemos el pelo de rojo o la cara de verde esperanza, no hacemos nada más que obedecer lo que otros dictan, por medio del espíritu de la época, "el aire del tiempo", la cultura, los usos y las costumbres.
Ya al nacer respiramos cultura y en ella se aprende a llorar, gemir, besar, enojarse, saludar de lejos o dar la mano. O quizá eso era antes. Ahora ya no se distingue el uso del tú y del usted y la demagogia del igualitarismo ha hecho que se pierda la cultura del respeto.
Somos libres a medias, pues estamos tan inmersos en esa suma de valores, hábitos y formas de comportamiento como el pez en el agua. Incluso creemos que elegimos determinadas cosas porque nos gustan y no porque circulan culturalmente, es decir, porque nos influyen.
Los valores de la cultura circundante calan en nosotros, fluyen por nuestra sangre y nuestro cerebro. Son la circunstancia más profunda. ¿Podemos suprimirla de nuestra vida? Quizás no, pero podemos tomar cada vez más conciencia de que lo que nos rodea, no nos rodea... es parte de nosotros. Y llegados a este punto, me planteo la gran pregunta, la mezcla de culturas (valores) en un mundo globalizado, ¿enriquece, empobrece o desestructura las culturas?

sábado, 22 de noviembre de 2008

LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES


"Los hombres que no amaban a las mujeres" es una "multinovela" con una acción que atrapa, una manera de narrar ágil, unos personajes equilibrados -no que ellos sean personas equilibradas, sino que son narrativamente equilibrados-. Es una verdadera etopeya, el retrato moral de una sociedad con una moraleja final: el sentimiento más auténticamente humano se encuentra en el personaje que parece más marginal ¡lo que son las cosas! Estoy deseando leer la segunda y la tercera...

viernes, 21 de noviembre de 2008

HACER...


¿Hacer? ¿no hacer?... No lo dudes: haz siempre.
En el mismo momento en que hacemos algo que nunca hemos hecho antes, ya estamos en el camino del cambio. El cambio es crecimiento y revitalización, es aire nuevo sobre el rostro.
Hacer algo nuevo es convivir más profundamente, ahondar en el afecto, es un regalo inesperado que llena el cuerpo y el alma de emociones.
Vivimos en círculos viciosos de hábitos: hábitos mentales, hábitos emocionales, hábitos sexuales, hábitos corporales... Cuando cambiamos un hábito o hacemos un paréntesis en él, aparece una nueva dimensión de nosotros mismos... y existen infinitas dimensiones! En el fondo, somos tan infinitos como el universo.
La familia, el trabajo, la cultura, la sociedad nos ponen en un molde. Dudamos a la hora de hacer cosas nuevas porque tememos salirnos del molde. Hay que ¡¡¡hacer!!!, hacer algo que nunca hayamos hecho antes, y ver qué pasa... ¿Es difícil? A lo mejor lo difícil sea no hacerlo.

martes, 18 de noviembre de 2008

CON CARLOS FUENTES


Carlos Fuentes. Ocenta años. Mexicano. Novelista. La muerte de Artemio Cruz es uno de sus libros que más recuerdo. Lo leí con todos los del boom, con Rayuela de Cortázar, con La cidudad y los perros de Vargas Llosa, con Paradiso de Lezama Lima. con Un mundo para Julius de Bryce Echenique, con Sobre héroes y tumbas de Sabato, con Cien años de soledad de García Márquez, con Tres tristes tigres de Cabrera Infante, con lo de Carpentier, lo de Arguedas, incluso lo de Borges y lo de tantos. Cinco minutos con Carlos Fuentes hablando de literatura, de sus novelas, justifican la fotografía.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

INTELIGENCIA URGENTE

Hoy hay mucha gente que habla y habla y parece saber de todo. Argumentan con un dogmatismo propio de un Aristóteles. Ante estos que saben o hacen que saben, hay quien también parece que sabe y asiente con expresiones enfáticas del tipo ¡“¡ah, sí, yo lo leí, a mí me encantó, eso es el no va más!”. Esto es lo que podemos llamar el “kit de inteligencia urgente”, ante lo que tenemos que parapetarnos para que no nos atrapen las apariencias de tanto erudito a la violeta como corretea por el mundo mundial.
En estos casos, en los que se quiera aparentar, el kit de inteligencia urgente recomienda escuchar y asentir con aire de superioridad. Las personas tienen tal necesidad de hablar, que las pocas veces que se encuentran con una que escucha, sentencian: “es alguien muy perspicaz”.
También es recomendable anunciar que uno no ve otra cosa que películas iraníes o turcas, y afirmar que son las únicas pasables. Como nadie conoce el cine iraní y escasamente el turco, está garantizado que el otro no indagará más sobre el tema. Y hablando de cine, siempre es un buen signo de ¡inteligencia! desprestigiar a algún grande, algo así como “Kurosawa se repite”, “Kusturica es una desilusión” o "Coppola me aburre". Lo mismo con otras artes: ante una pintura que no nos dice nada se puede comentar la grácil pincelada del autor y, ante un libro o un artículo incomprensible, el comentario de rigor será “tiene buenas intenciones, pero no demuestra el punto”. ¡Ah! y siempre será bueno decir que Javier Marías no le coge el "ay" a la sintaxis porque tiene el periodo muy amplio.
Un inteligente abetunado, por último, sigue la corriente a los demás: a la gente le gusta expresar sus opiniones, de modo que estar de acuerdo siempre será percibido como algo muy atinado.
Vamos, que hoy el que no se las da de culto es porque no quiere.

martes, 11 de noviembre de 2008

poema visual

...alma de otoño, densa alegría...

miércoles, 5 de noviembre de 2008

PARÁFRASIS SOBRE UN TEXTO DE BENEDETTI

¡Viva la gente que vibra, que sabe lo que hay que hacer y lo hace!

Albricias por la gente que piensa que el trabajo en equipo, arrimando cada uno el hombro con su tarea, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.

Un aplauso de corazón para la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.

Admiración y respeto para la gente con criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó. Esa es la gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

Gracias a la gente capaz de criticarnos constructivamente y de frente; a ella le debemos el progreso y entre ella están las personas a las que de verdad podemos llamar amigos.

¡Qué alegría convivir con la gente que sabe la importancia de la alegría!