miércoles, 27 de agosto de 2008

LA DE LOS ROSADOS DEDOS


A la sombra del día, no sé si aún luz,
los deseos van tomando forma esférica
y nos masajean los pliegues del alma,
quizá potencian el bombeo del corazón
y lo seguro es que se nos va haciendo
un nudo en la garganta. Es lunes.
Vamos al cine. Nos interesan las historias
bien contadas. Tú las sigues con interés
porque entiendes el idioma.
Yo leo los subtítulos, me pierdo,
a veces dormito. Lo que no tiene
precio es tu mano y mi mano entrelazadas.
El amor nos las ensarta y son como perlas
de alegría. Luego andamos largo rato.
La aurora vendrá después de media noche,
mucho antes de que amanezca
y antes de que el sueño nos transporte
a los bordes de la cama. Entonces tú
serás piel y alma, suspiro y beso,
quieto silencio que regocija. Yo
seré luz en la oscuridad
que se alegra
con la callada música de tu risa.

lunes, 25 de agosto de 2008

AHORRAR TIEMPO O DERROCHAR VIDA


Hay momentos y situaciones de nuestra vida en las que no debiéramos tomar el camino más corto. Vivir la vida a través de atajos no es lo mejor ni lo más sano. Buscar el camino más corto para ahorrar tiempo es una manera más de perder el tiempo, al menos de perder el “buen” tiempo. El “ahorro de tiempo” es, a veces, un “derroche de vida”. Todos esos "atajos", que -en nombre de la productividad, la precisión, la optimización y la eficiencia- nos permiten hacer más, nos llevan a vivir menos. En nuestra obsesión por no perder tiempo, muchas veces terminamos perdiendo vida: cuando "acortamos camino", de alguna manera estamos "cortando vida". La vida es bella para quien se toma el tiempo de recorrerla y descubrir sus recodos, no para quien vive tomando atajos.
Y para ilustrar esto, os cuento un cuento: Desde la casa de mi pueblo parte un sendero que atraviesa un bosquecillo, luego bordea un riachuelo en el que el agua hace un murmullo especial en su correr y finalmente termina en la ribera arenosa del río. Por el camino hay higueras, que dan sus buenas brevas en julio y sus buenos higos en septiembre. Recorrer ese sendero es una de las experiencias más hermosas que puedo ofrecer a mis amigos cuando me visitan.
Hace poco, se ha inaugurado una obra pública, un puente que permite llegar a la playita del río en mucho menos tiempo que andando por el sendero. Puedo decir que se ahorra más de media hora. Desde que fue construido este puente, casi todas las personas que salen a realizar ejercicios y a pasear por el lugar utilizan este camino lisito y amplio y llegan pronto a la playa. Están contentas por ello. ¡¡¡Media hora menos de andar!!!, dicen!
El otro día decidí ir por el puente y no por el sendero como acostumbro y comprobé que el recorrido hasta el río ciertamente se acortaba: el puente es un "atajo" muy conveniente, que permite ahorrar tiempo. Sin embargo, ese ahorro para mi tuvo su coste.
La frescura del bosquecillo fue reemplazada por el calor abrasador del cemento; la variedad de colores de las flores y las aves fue sustituida por el tedio de las barandas de acero y el gris de la construcción; en lugar de sentir el aroma de los árboles, me encontré respirando el humo de los vehículos que atravesaban el puente. Vamos que, por tomar el camino más corto para llegar en el menor tiempo posible, perdí hermosas experiencias. La media hora que me ahorré no la llené de vida ciertamente.
Pues eso, que no conviene tomar tantos atajos. ¡Ah! y en el amor ninguno, pues importa el orgasmo, pero es tan hermoso el camino hasta llegar a él, que no pasa nada si no llega o si se retrasa, para así poder perdernos gozosamente, sin puentes, por el jardín de los senderos que se bifurcan.

domingo, 17 de agosto de 2008

¡VIVA EL SOL!

El verano me está dejando así: ¡¡¡achicharrado!!! Pero tengo confianza en superar las situaciones. Es cuestión de no aferrarse más a las experiencias negativas que a las positivas. Mil cosas nos suceden cada semana, pero lo que mejor recordamos no son los triunfos sino los problemas, los errores y los fracasos. Esto sucede porque no reflexionamos, sólo reaccionamos.
Una manera de salir de una depre veraniega y de las otras tambien es empezar cada día pensando en aquello que nos producen placer. Pensar en las cosas gratas de la vida es una manera pacífica y positiva de empezar cada mañana. Hay muchos pequeños placeres que nos rodean.
Cuando me encuentro un poco obtuso, recuerdo las cosas buenas que me pasaron, en lo que va de año, los más de cien orgasmos, las exposiciones que he visto, los poemas que he leído o escrito, el calor de mi pareja, las comidas que he saboreado... e imagino las que aún me esperan.
Reflexionar positivamente y soltar las garras de los contratiempos es lo quehay que hacer para no quedarse como el bisonte de Altamira: seco en una piedra, rojo como un pimiento y bufando.