domingo, 16 de septiembre de 2012

LIBROS DE TÍTULO LARGO


Si os gustan los libros de título largo, aquí os dejo unos cuantos.
  1.  Historia de una gaviota y del gato que le enseño a volarLuis Sepúlveda
  2. Tres hombres en una barca, por no mencionar al perroJerome K. Jerome
  3.  La princesa durmiente va a la escuelaGonzalo Torrente Ballester
  4.  La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmadaGabriel García Márquez
  5. La lavanda silvestre que iluminó ParísBelinda Alexandra
  6. Toda la noche oyeron pasar pájarosJ.M. Caballero Bonald
  7. Quisiera que alguien me esperara en algún lugarAnna Gavalda
  8. Crónica del pájaro que da cuerda al mundoHaruki Murakami
  9. Veinte poemas de amor y una canción desesperadaPablo Neruda
  10. El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barcoCharles Bukowski
  11. Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacerDavid Foster Wallace
  12. La mujer que buceó en el corazón del mundoSabina Berman
  13. El curioso incidente del perro a medianocheMark Haddon
  14. El arte de pagar sus deudas sin gastar un céntimoHonoré de Balzac
  15. Un jardín de placeres terrenalesJoyce Carol Oates
  16. La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de GuernseyMary Ann Shaffer
  17. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolinaStieg Larsson
  18. Si la naturaleza es la respuesta, ¿cuál es la pregunta?Jorge Wagensberg
  19. La soledad de los números primosPaolo Giordano
  20. El abuelo que saltó por la ventana y se largóJonas Jonasson
  21. Siete maneras de decir manzanaBenjamín Prado
  22. Si tú me dices ven lo dejo todo… pero dime venAlbert Espinosa
  23. Las ardillas de Central Park están tristes los lunesKatherine Pancol
  24. El asombroso viaje de Pomponio FlatoEduardo Mendoza
  25. Los alemanes se vuelan la cabeza por amorMaría Zaragoza
  26. El hombre que susurraba a los caballosNicholas Evans
  27. El día que la virgen llegó a la lunaRolf Bauerdick
  28. Guía del autoestopista galácticoDouglas Adams
  29. Y los hipopótamos se cocieron en sus tanquesJack Kerouac y Willian Burroughs
  30. Mi hermana vive sobre la repisa de la chimeneaAnnabel Pitcher

NININIS

Existen individuos que no casan con la extendida definición de los “ninis”, jóvenes que ni estudian ni trabajan. Hay más grados en este estado, en esta jerarquía de la impotencia. Además de los conocidos, también están los que ni estudian ni trabajan ni dejan estudiar a los que quieren estudiar. Son los ninis disruptivos inmersos en el sistema educativo, los que interfieren el proceso de enseñanza, porque debe de ser muy aburrido estar seis horas en un aula sin tener nada que hacer y sin querer hacer nada. Son buena gente, pero están en el lugar inadecuado o el sistema no crea para ellos las condiciones precisas para motivarles y que realicen algo de provecho para su vida y para la sociedad. Interrumpir, la verdad, interrumpen. Cansan y hasta sacan de quicio. Estos no son producto de la crisis propiamente dicha, aunque los recortes del momento agravan el asunto, ¡que no es nuevo!, pues no hay profesorado para atender estas situaciones complejas en la enseñanza pública. Digo pública y solo pública, porque la privada no ha consentido nunca este tipo de alumnado y ya se las ha apañado siempre para que huya con la vista gorda del poder establecido, fuera el que fuera. Idear un sistema educativo como cajón de sastre para matricular personas y no dotarle de los medios y los mecanismos precisos para que funcione con los inquilinos que ni estudian ni trabajan ni dejan trabajar a su “circundancia” me parece que es hacer un flaco servicio al progreso y a la calidad de la enseñanza. Y el problema es que estos individuos carentes de la voluntad de estudiar, que son buenos en sí e inteligentes, están en esta “indisposición” en las aulas ya en edades tempranas, desde la primera adolescencia. No son ni deben ser marginados ni marginales. El sistema debe buscar y emplear los mecanismos convenientes para que desarrollen sus competencias. Sin embargo, se mira la educación hoy con los ojos cerrados y así no vamos a ningún lado. “Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos”, afirmaba el filósofo Ortega y Gasset. Gran verdad, pero de filósofo, no de político. Aquí ni se mira lejos, ni se piensa en grande, ni se analiza lo que hay, ni se evalúa si lo que hay sirve para algo. Y no es solo un concepto de enseñanza inclusiva o no inclusiva, es que hay que plantearse si lo que queremos es enseñanza, educación y progreso o retórica. Evidentemente la crisis de la generación de los ninis es dura por la falta de perspectivas vitales en un ambiente de supercomunciación tecnológica de posibilidades y ante la imposibilidad de acceder a un proyecto de vida individual. Pero el hecho de que, en esta generación de la duda, el sin horizontes crezca, no debiera ser causa para que el sistema educativo público se agrave con los nininis, que ni estudian, ni trabajan, ni dejan estudiar. No hay que rasgarse las vestiduras ante la realidad, hay que agarrarla por los cuernos y buscar soluciones. Lo primero es abrir ventanas al empleo como sea y donde sea. Lo segundo, dar una vuelta al sistema educativo. Claro que estos días hemos visto cómo en el pleno del Congreso se ha rechazado una  proposición no de ley reclamando un plan de empleo juvenil coordinado entre España y la Unión Europea. El gobierno ha alegado lo de siempre: que ese tipo de medidas supondría un incremento del gasto, que el país no está para dispendios y que a quien Dios se la dé san Pedro se la bendiga. Y contemplamos, así mismo, cómo el sistema educativo público restringe posibilidades de atención. Al final de este trayecto decadente es posible que hagamos un pan como unas hostias con el totum revolutum y se consiga lo que nunca debiera plantearse: una brecha social propiciada por la educación que se recibe o que no se recibe. No busquemos culpas. Todos somos responsables en alguna medida. No recortemos las soluciones.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Educación de los niños en la familia y en la escuela

Educar a un niño es algo muy serio. Hay que tomarse muchas responsabilidades. Un niño no es un juguete, no es una mascota, es un ser creciente que tienen mucho de genético y mucho de aprendizaje para conformar su propio yo. Ser padres es un compromiso que implica, además de afecto, razones. Hay que saber tratar un cuerpo pequeño y hay que saber educar en valores a la persona, para que crezca sana de cuerpo y de mente.


Si quisiéramos impedir que un niño -o la humanidad entera-  accediese a su más alto potencial... ¿qué deberíamos hacer?, ¿qué estrategia podríamos usar para perpetrar tal crimen? He aquí algunas ideas: 

1) Ponga a sus hijos -a los niños- desde que empiezan a ver delante de la TV tan seguido como sea posible (quíteles el contacto interpersonal). Seguro que se distraen, pero habrá roto las relaciones personales y habrá comenzado a enseñar el individualismo incomunicativo.



2) Póngales cascos desde que comienzan a oír. Es como meter a u ser libre en un fortín. Conciencia de prisión y de aislamiento como algo normal.

3) Aliénteles a pasar horas reaccionando rápidamente a los videojuegos (los juegos donde hay que eliminar al enemigo, les ayudan mejor a practicar la violencia que vieron antes en la TV). Además se aprende por repetición de acciones, con lo cual se mecanizan y mecanizan el pensamiento único.

4) Llévelos luego a escuelas donde no se respeta su autonomía, a través de métodos más preocupados en “la obediencia”, que en desarrollar sus capacidades creativas y estar en contacto con sus emociones. Lugares donde sólo los entrenan para repetir patrones del pasado. ¡Sí, señor! Esa será la escuela de los autómatas, las que no desarrollan el sentido crítico y las que forman individuos manipulables por cualquier forma de poder.

5) En cuanto les diagnostiquen problemas de atención, hiperactividad, etc. (lo que predeciblemente sucede como resultado de los puntos anteriores), utilice medicamentos para “curarlos”. Horror a manos llenas. Más veneno para el cuerpo y más tormento para la mente que se atocina.

6) Acepte políticas educativas planificadas para “seguir la currícula”, en lugar de “seguir a cada niño”; donde nadie pueda experienciar y explorar sus niveles más profundos de conciencia, creatividad y amor. Si solo se educa en el conocimiento, se deja de educar la mitad del individuo, es decir lo emocional, lo libre.


Escribo esto hoy, 2 de septiembre, porque mañana empieza el curso y me temo que, dadas las condiciones organizativas que impone el sistema, me voy a convertir en un profesor frustrado por no poder hacer lo mejor para los niños. Espero que si algún padre lee esto lo tenga en cuenta con su hijos.

sábado, 1 de septiembre de 2012

El sable y el mango


Vuelven los toros a la televisión. Ese es el gran triunfo de la reserva espiritual de occidente. Y el IVA ya está dando cornadas a diestro y siniestro como un miura descosido. Yiyo, Granero, Manolete, Joselito, Sánchez Mejías y tantos otros  levantaron su sangre sobre la arena. A nosotros nos cornea el toro del  IVA por los cuatro costados. Exangües vamos a ir quedando, como Séneca en la bañera de agua tibia con las venas cercenadas. El IVA, el IBI y la “santainquisición” de estos genios que nos gobiernan nos comen. Tirios y troyanos se asemejan, que aquí no se salva ni dios.  España es hoy un país envasado al vacío. Pero ya no es tiempo de pararse en el lamento perpetuo ni en las soluciones andaluzas del “gordilleo”. O somos capaces de generar una alternativa o el hundimiento será inevitable. Ya no puede tratarse solo de criticar los recortes de la llamada derecha o del gobierno de turno en el ámbito de que se trate... O espabilamos o esta carcoma imparable terminará socavándolo todo. Hay que agarrar el sable por el mango de las soluciones y no por la hoja de los problemas. ¿Es la herencia? Quizá hay que hablar de la herencia compartida. Ni todos santos ni todos pecadores. Pero si miramos hacia atrás con una objetividad no demagógica, no partidista, no partidaria, habrá que empezar a analizar seriamente que en el camino andado hay veinte años –sí, veinte- de muy malas decisiones en muchas estructuras, con un efecto acumulado que costará purgar durante otros diez años. Quiero decir que aquí habrá que empezar a afirmar que tenemos responsabilidades compartidas pero diferenciadas. Los gobiernos han desregularizado la economía hasta dejarla en manos de malvados intereses, de amos sin nombre, de algo abstruso. Pero cada uno debemos pensar las veces que no pagamos los impuesto; por ejemplo, aquí todo va por el mismo rasero moral, unos no pagan cinco euros en un taller y otros no pagan doscientos millones de sus oscuras cuentas. No entro a valorar a los que roban o a los que se “reservan” los fondo y quienes se lo llevan crudo a Las Bahamas. Nadie nos cuenta claramente que vienen los años de las vacas flacas. Diez años de dureza. Nadie aplica la razón ante unos recortes sin sentido. Nadie hace hincapié en que detrás de la crisis económica hay un deterioro ético-institucional del país (por ejemplo, muchos supieron lo que se avecinaba pero nadie pulsó el botón de alarma). Así que de esta no nos saca nadie solo por mucho que lo pregone. De esta salimos entre todos si entre todos nos damos cuenta de que, como sociedad, hemos de cambiar varias cosas: cultura cívica, pago de impuestos, exigencia de mayor control al Parlamento, regularización de la economía y otros muchos etcéteras. Pero los genios, por lo pronto, ya nos han dado el arreón del IVA para que vayamos haciendo el cuerpo al cilicio. Vuelven los toros a la televisión pública como metáfora del sufrimiento. Ahora el poder real quiere que nos comamos ese pienso. Todo esto está muy pensado, amigos. Quien controla la comunicación, controla a la larga y a la corta el cerebro y de esa forma controla el poder. Pero para saber de esto y no tragarse el sapo, mi recomendación es que lean a Manuel Castell, mientras pagan un 21 por ciento de IVA por la cultura –que no quieren que se consuma cultura, que la cultura es perniciosa para el régimen de señores y esclavos- y sienten, a las cinco en punto de la tarde, la sangre sobre la arena.
Antonio Illán-Noticiasdigital.es