jueves, 26 de marzo de 2009

AGUA COMO SOLUCIÓN NO COMO PROBLEMA

Muchas veces, cuando miramos mucho un problema, nos olvidamos de la solución. Creo que con el agua en España está ocurriendo esto. Es como estar en el desierto muriéndonos de sed, llegar a un oasis con agua y seguir contando lo sedientos que estamos... en lugar de ¡beber!Si se lo hubiera captado en su esencia... el problema ya no existiría. Las largas descripciones del problema no se encaminan hacia su solución. ¡Cuánto tiempo perdido en las discusiones! Cuando hablamos y hablamos sobre un problema, estamos contando nuestra manera de ver el mundo: una visión que -por supuesto- reforzará y justificará dicho problema, malgastando nuestra energía en lugar de orientarla hacia las soluciones.
Castilla-La Mancha debe –ut opinor- plantear el asunto del agua como una solución y no como un problema. Además, quizá hay que tener en cuenta que todo problema encierra también su solución. Sin embargo, si vemos el problema sólo como problema, no vemos el “todo”. Así es posible que terminemos sabiendo mucho acerca del problema... pero no hayamos avanzado nada en su solución.Necesitamos, por tanto redireccionar nuestra mirada y ampliarla con la intuición, con la razón y con los hechos. Nuestra energía no debe disiparse en largas explicaciones. Además, si captamos la solución, ¿de qué nos sirve saber tanto del problema?
Lo de la tubería de La Mancha, me parece que va en ese camino de tratar el asunto del agua por la vía de los hechos y las soluciones.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Mariano José de Larra hubiera cumplido, ayer 24 de marzo, 200 años. Iris M. Zavala ha dicho de él que representa el «romanticismo democrático en acción». ¡Qué necesario sería hoy una Larra en el periodismos español! Un crítico con razones, un satírico con ironía, un estilista del lenguaje bien empleado, directo y natural. En sus artículos combate la mala organización del estado, se burla de la sociedad y rechaza la vida familiar hipócrita de la época. Para él, los males de España son el tema central de su obra crítica y satírica. Descontento con el país y con sus hombres y mujeres, escribe artículos críticos (En este país, El castellano viejo, El día de difuntos de 1836, Vuelva usted mañana...), contra la censura (Lo que no se puede decir no se debe decir), la pena capital (Los barateros o El desafío y la pena de muerte), contra el uso incorrecto del lenguaje (Por ahora, Cuasi, Las palabras).
Leamos a Larra. No solo por su centenario, sino por su obra, hoy está de plena actualidad.


¡MUCHO OJO CUANDO IMAGINAMOS NUESTRO PROPIO FUTURO


Las personas tenemos la capacidad de viajar mentalmente en el tiempo y escudriñar en nuestro futuro o recrearlo con la imaginación. Pero esa recreación no es la realidad. Esto nos permite ¿predecir? una serie de eventos y consecuencias y, con la ficticia base de estos pronósticos, tomar determinadas decisiones en el presente. De hecho, casi todas las decisiones que tomamos (comprar algo, aceptar un trabajo, tener hijos...) se basan en la predicción de las consecuencias emocionales de las diferentes opciones: elegiremos aquello que más beneficio -o menos perjuicio- nos reporte, según esa creación de futuro en la que proyectamos imaginativamente nuestro presente con sus circunstancias y sus condicionantes conceptuales y culturales.Sin embargo, esta capacidad de visualización del propio futuro no es perfecta, porque las personas cometemos muchos errores cuando nos ponemos a predecir nuestras reacciones y estados emocionales futuros. Tendemos a sobreestimar el impacto emocional de una situación y, a veces, creamos monstruos y otras hacemos verdaderos castillos en el aire. Como regla general, predecimos que los acontecimientos tendrán un efecto más intenso y duradero en nuestro estado de ánimo, del que realmente tienen, según la realidad y la experiencia propia y ajena nos demuestran.
Quizá con un ejemplo extremo lo podamos entender mejor. Al imaginar la muerte de nuestra pareja, tendemos a pensar/imaginar que nos sentiremos devastados y que nunca podremos superarlo. La realidad nos demuestra que, en estos casos, la mayoría de las personas logra recuperarse al poco tiempo e -incluso- iniciar una nueva relación. Veamos otro ejemplo más pragmático: ¿Hay personas que creen que tener un Mercedes les hará la vida perfecta? Si logran conseguirlo, a las pocas semanas se acostumbran a tenerlo y la influencia de esa adquisición en su estado anímico resulta mucho menos intensa y más pasajera de lo que anticiparon con su pensamiento: su vida no resultó perfecta. En resumen, casi nunca obtenemos tanta felicidad -o padecemos tanta desgracia- producto de una experiencia futura, como imaginamos.
¿Por qué somos tan imprecisos al predecir nuestro "futuro emocional"? Por dos razones: subestimamos nuestra capacidad de adaptación y vemos el futuro con una visión de túnel.
Si pensábamos que nos moriríamos si nuestra pareja nos abandonara -y esto ocurre con harta frecuencia-, es posible que en poco tiempo nos encontremos diciendo cosas como: "no teníamos mucho en común", "no estábamos realmente enamorados", "no era la persona indicada para mí", etc... Una vez que descubrimos que nuestra pareja -y nuestro amor- no eran tan perfectos como creíamos, esta partida o este abandono dejan de ser traumáticos... y hasta puede que se vivan en la realidad como un alivio! De manera similar, si esperábamos un ascenso en el trabajo pero no lo obtuvimos, es probable que terminemos pensando que fue mejor, ya que así podremos pasar más tiempo con nuestra familia y vivir con menos presiones. Es decir, tendemos a racionalizar aquello que nos ocurre.
Si bien la racionalización es una forma de auto-engaño, también es producto de la capacidad de adaptación emocional del ser humano. Así como tenemos un sistema inmunológico fisiológico, las personas tenemos un sistema inmunológico emocional que nos permite aclimatarnos a los cambios, tanto a los positivos como a los negativos. Este sistema hace posible que cambiemos nuestra interpretación de los sucesos, para sentirnos mejor. Sin embargo, al pronosticar un estado de ánimo futuro no tenemos en cuenta esta "respuesta inmunológica emocional".
Otra de las razones por las cuales no imaginamos bien y con acierto nuestro estado emocional futuro, es la visión de túnel que tenemos ante los eventos. Cuando imaginamos una situación, tendemos a focalizarnos exclusivamente en ella. Por ejemplo, imaginamos que si perdiésemos a nuestra pareja (por volver al ejemplo extremo) nos sentiríamos deprimidos y angustiados durante mucho tiempo, porque construimos imágenes mentales del funeral y del entierro, de entrar a la casa y no encontrar a esa persona, de tener que deshacernos de sus pertenencias, etc... Lo mismo nos ocurre si la perdemos por algún tipo de ruptura. De la misma manera, cuando nos imaginamos que nos ha tocado la lotería, nos centramos en el día en que recibimos el millonario cheque y construimos imágenes de felicidad compulsiva. Desestimamos todos los otros acontecimientos que formarán parte de nuestra vida, nuestras rutinas, relaciones, etc... y eso distorsiona la imaginación del futuro.
Deberíamos ser conscientes de estas distorsiones, porque ellas tienen consecuencias. Estas consecuencias se manifiestan claramente en nuestras ambiciones materiales. Como exageramos el impacto que tendrán un coche nuevo -o una casa más grande- en nuestra felicidad, los situamos como máximos objetivos. Nos esforzamos mucho por alcanzarlos y -al poco tiempo- descubrimos que no eran tan determinantes.
Dado que el deseo está directamente vinculado con la predicción (deseamos aquello que predecimos que nos hará sentir bien; y mientras más felicidad pensamos que algo nos traerá, más lo deseamos), un pronóstico incorrecto puede llevarnos a realizar elecciones incorrectas. Si no sabemos cómo nos sentiremos con algo en el futuro, ¿qué decisión tomamos frente a eso en el presente? ¿Cómo podemos estar seguros de si lo deseamos o no? ¿Cómo sabemos si nos hará tan felices como creemos? Las predicciones incorrectas también explican muchos de nuestros arrepentimientos en la vida. ¿Por qué decidimos trabajar ochenta horas a la semana? ¿Para tener más dinero y así ser más felices? ¿Lo logramos? ¿Qué imaginamos cuando tomamos la decisión de trabajar esa cantidad de horas? Seguramente, pensamos que el dinero adicional nos permitiría vivir mejor.
Para la mayoría de las personas, el obstáculo para ser felices es no alcanzar el futuro deseado: no poder comprar ese coche; obtener ese puesto; lograr el amor de tal persona; etc... Pero el problema real es otro: descubrir cuál de todos los futuros deseados tendrá mayor impacto en nuestra felicidad. Si bien duele mucho no obtener aquello que queremos, más nos perjudica no saber qué queremos.
Moraleja: Predecir cómo nos sentiremos en el futuro es algo natural y puede brindarnos información útil, pero no deberíamos confiar del todo en estos pronósticos: ni en los muy optimistas, ni en los muy pesimistas. Debemos confiar mucho más en nuestra capacidad de adaptación emocional (tanto a la felicidad, como a la adversidad) y, sobre todo, reflexionar profunda y abiertamente sobre aquello que nos hará verdaderamente felices.

martes, 24 de marzo de 2009

EL ARTE DE LIDERAR


Un buen líder es el que sabe compartir, repartir y delegar el poder y la autoridad con su equipo.

Delegar autoridad y responsabilidades es un arte, que un verdadero líder debe dominar.
El arte de conferir poder a la gente se concreta en el siguiente decálogo:
1. Explica claramente a las personas cuáles son sus responsabilidades.
2. Concédeles una autoridad igual a las responsabilidades que les asignas.

3. Define normas de excelencia.
4. Proporciona a las personas el entrenamiento que les permitirá cumplir las normas.
5. Apórteles sistema, saber e información.
6. Provéales retroalimentación acerca del desarrollo de su actividad..

7. Reconozca las realizaciones con palabras o gestos que acercan y dan confianza.
8. Confíe en las personas que ha elegido.
9. Concédales autorización para fracasar. (Si se evita el temor al fracaso se favorece el dinamismo, la creatividad y el riesgo razonable; si se trabaja con miedo se tiende a la burocratización y el inmovilismo).
10. Trate siempre a las personas del equipo, ante cualquier circunstancia, con dignidad y respeto.

Un líder necesita inteligencia, sensibilidad, cerebro y corazón.

lunes, 23 de marzo de 2009

PRIMAVERA EN TOLEDO

Fotografía de Santa María de la Cabeza desde Roca Tarpeya
Primavera en Toledo
¡Qué dulce estado!
El jardín de tus ojos deseantes abriéndose,
mientras cierro los míos lentamente,
desafía sin desvarío la clara platiluz de las estrellas
y el brillovergel del paraíso.
¡Qué dulce emoción! ¡Qué transparente estado!
No quiero ser tierra, ni agua, ni aire,
ni pálido resplandor de menguante luna.
Fuego sí, para rodearte de luz, no llama,
como una flor erguida en las arenas del áspero desierto,
para ceñirte con esa música civilizada que es la risa
y compartir el signo más íntimo de la alegría.
¡Qué descansada emoción! ¡Qué dulce estado!
Tu presencia es todo amor,
fuego que dulcemente abrasa
y me eleva hasta tu nombre,
a la cima de la delicia.
¡Qué sofoco más dulce!
La eternidad cabe en un suspiro.
Dejaría de existir si no estuviera enamorado.

miércoles, 18 de marzo de 2009

DÍA DEL PADRE

Estoy empezando a no tener muy claro eso de la familia, pero tengo razonables afectos. ¿Qué se celebra cuando te avisan de esto del Día del Padre? Pero ¿de qué padre?, pues ahora hay mucha gente que se hace un verdadero lío con el galimatías que hay montado. Lo primero que me pregunto es ¿por qué se celebra el 19 de marzo? En Rusia lo celebran el 23 de febrero; los rumanos, el 5 de mayo; los alemanes, el 1 de mayo; los de Korea, el 8 de mayo; en Tailandia, el 5 de diciembre. O sea, que, en esto de "celebrar al padre", la globalización no se pone de acuerdo. La fiesta no evita el lío, pues, si nos vamos a la tradición y en un contexto biológico, padre es el ser de sexo masculino que ha tenido descendencia. Sin embargo, estos días pasados vi en un periódico que un “padre” había dado a luz ya a dos hijos. Se me quedaron los ojos a cuadros, pero era verdad. Yo sigo pensando que un buen padre supone más para un hijo que un centenar de profesores, aunque los hijos no se enteren hasta que ellos nos hacen abuelos. Creo que los padres de hoy son santos. Los hijos de antes eramos más traviesos, pero teníamos más sentido de la autoridad y del respeto. Ahora un padre alza un poco la voz, no ya la mano, y va el hijo y lo denuncia y, además dan la razón al hijo; y si no enchironan al padre será por la suerte que ese día le alcanzó. Así que hay que celebrar el "día del padre" con la misma devoción con que se celebra el santo del pueblo. Lo mismo podría decir de las madres, pero eso será el día que toque. Hoy solo quiero decir que estoy de acuerdo con aquella santa mujer, la madre Teresa de Calcuta, que decía estas palabras para los padres: “Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a soñar,pero no soñarán tu sueño. Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo… en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado”. Pues eso, Feliz Día del Padre!

martes, 17 de marzo de 2009

miércoles, 11 de marzo de 2009

LA COSA


¿Qué queremos decir cuando decimos “crisis”. Si fuera griego antiguo, lo mismo quería significar con la palabra “krisis” la interpretación del vuelo de los pájaros y de los sueños, o quizá la elección de las víctimas destinadas al sacrificio y acaso también una sentencia, un juicio elaborado o una condenación. En cambio, si mi universo fuera el de la medicina hipocrática, con la palabra “crisis” seguro que me remitiría a los cambios sufridos por el paciente en el espacio-tiempo, que resultaba en otro devenir. Mas si el universo del discurso lo centramos en la tragedia griega, el término “crisis” nos lleva a la idea que se relaciona con acontecimiento categórico y crítico, que implica a la vez todo el pasado y todo el porvenir de la acción cuyo curso marca. En el siglo XX, los que ya peinamos canas, esto de la crisis nos suena a los vaivenes la sociedad, la familia, el arte, la política, que muestran un agotamiento de modelo o de su estado de cosas, y consecuentemente, manifiestan la necesidad de su superación.
Pero yo me pregunto ¿dónde comienza la crisis? ¿Es la temporalidad una dimensión indisociable de la crisis, que opera, quizá calladamente, en una lenta corrosión antes de hacerse visible y convertirse en espectáculo? ¿Tiene la crisis consecuencias imprevisibles? Inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas. El lenguaje configura el mundo y no meramente nombra lo que ya existe; y la importancia de dar el nombre correcto a las cosas es clave. Hoy ya, los que piensan como los que solo sufren las consecuencias, la crisis se ha transformado en una especie de parámetro identitario colectivo que nos une en iguales desventuras. Todos estamos en crisis, todos vivimos las crisis, todos sufrimos la crisis y todos estamos ciegos ante las salidas de la crisis. La globalización, que iba a ser la salvación eterna y el molde de la igualdad, resulta que ha sido el ciego que guía a otro ciego y que nos ha llevado a todos al hoyo.Ahora, digamos, me in teresa mucho estudiar la impostura de muchos individuos que protagonizan la crisis más que otros, porque en la impostura –es decir, en los impostores sociales- está la verdad. Leer a Baudrillard y pensar sobre el relativismo absoluto y sus paradojas, y leer también a Derrida y su deconstructivismo y no pararse mucho en la interpretación de la realidad que llevan a cabo los medios de comunicación mediatizados, es un buen empleo del tiempo; otro buen apaño es irse al pueblo a plantar tomates en el huerto y mandar a la sociedad de consumo y su sistema virtual del dinero a cocerse en la crisis del infierno. Por ahora, mientras escampa o llueven rayos, otearé el horizonte y escribiré poemas de amor.

jueves, 5 de marzo de 2009

LIDERAZGO Y AFECTOS

No es fácil trabajar en equipo y formar grupos bien cohesionados. Un equipo no es una suma de individuos, es una trama de emociones. El liderazgo tiene una gran responsabilidad para tejer la red de conexiones emocionales que ayuda enormemente a conseguir buenos resultados. A veces los líderes hacen esfuerzos bien intencionados, aunque mal dirigidos, para mejorar sus equipos.
Si de verdad un líder tiene voluntad de formar un equipo armonioso, una de las condiciones primordiales para lograrlo tiene que acudir a algo que no se tiene por qué relacionar con el lugar de trabajo, los recursos disponibles o las tareas que hay que realizar. La efectividad de un equipo tiene mucho más que ver con lo que siente la gente que lo integra. La fuerza emocional crea unas sinergias potentísimas. El componente fundamental de los equipos hay que sustentarlo en las relaciones interpersonales.
"Amor" no es una palabra que la gente pronuncie con facilidad en su trabajo. Sin embargo, es cada vez más obvio que las personas necesitan ser consideradas, valoradas y queridas; y necesitan saber que alguien se preocupa por ellas.
El verdadero liderazgo tiene que ver con cuidar de la gente y apoyarla en su crecimiento.Una palabra de ánimo, una valoración de lo que se hace, produce más efecto positivo en un equipo que una fría paga extraordinaria.

miércoles, 4 de marzo de 2009

CRISIS O CULTURA


Creo que lo primero que se intenta arrumbar con la crisis es la cultura. Sí, es verdad que el mundo vive una profunda crisis financiera; no es menos verdad que la crisis tiene una tremenda dimensión psicológica y sociológica, de las que todavía no se habla lo suficiente. Pero habría que cargar las tintas en algunas causas evidentes de este presente convulso; y no es la menor la que afirma que la crisis se ha gestado en un amoral modelo socio-cultural, en el que valor y precio han llegado a confundirse, y donde lo virtual futurible fijaba el precio y el valor del presente; de este lodo se deduce que el futuro lo tenemos hipotecado y más negro que el carbón de hulla. Y quien empieza pagando todo es la cultura; no porque sea la hermana pobre de la familia sociológica, sino porque muchos piensan que la cultura es un bien suntuario perfectamente prescindible. Estamos ante un surrealismo racionalista atroz, pues se pisotea la cultura, mientras se blinda a los malos gestores, esencialmente económicos, -que son los que nos han llevado a esta situación de apoplejía del sistema-. Creo que las respuestas a la crisis han de venir desde la política y la economía, si es que una y otra logran salvar otra crisis morrocotuda, la de la credibilidad. Ahí es donde con este cerebro de renacuajo se me ocurre que es necesario un impulso social y cultural que proporcione vitalidad, genere dinamismo y cohesione a la sociedad. Hay que movilizarse, con alma, corazón y vida, hacia metas de valores éticos y morales alejados de los no-valores, la no-ética y la amoralidad sobre los que se han asentado los ídolos cuya latría nos ha llevado a esta insoportable levedad del ser que es la "caída del imperio romano" del mundo del dinero evanescente. El impulso innovador y potente del arte y la cultura quizá sea el remo que impulse el proceso de la recuperación económica. ¡Pero hay tan pocos que crean en la cultura y en el arte! Y no saben, además, que no hay nada más caro, y a la vez más pobre, que la incultura y la ignorancia.

lunes, 2 de marzo de 2009

DIDO Y ENEAS


Dido y Eneas, de Henry Purcell, es considerada la primera ópera genuinamente inglesa. Presentada en 1689 en un internado para señoritas de la alta sociedad, su estreno comercial tuvo lugar en Londres en 1700. El libreto está basado en el libro IV de La Eneida de Virgilio y narra la desventurada historia de amor entre la reina de Cartago, Dido, y el príncipe troyano Eneas, fundador de Roma. Quién no conoce el famoso “lamento de Dido”, When I am laid in earth (Cuando yazca en la tierra), una chacona que ha sido grabada por todo tipo de artistas, como podemos ver y escuchar en Youtube. Y la verdad, tanto me gusta que, cada vez que sé que se programa, se me enciende el fuego del corazón y allí me planto, a gozar con la música, con las canciones y con la idea escenográfica. En el Centro Cultural Moncloa, en Madrid, he tenido la ocasión de aplaudir una propuesta que contaba con excelentes ingredientes profesionales: una moderna escenografía, unas voces excelentes y unos músicos extraordinarios que tocaban respetando el modo de hacer música en tiempo de Purcell. Ni qué decir tiene que los músicos especialistas en música antigua eran buena parte de los de Sphera AntiQva, que tan buen sabor de boca dejaron en Toledo y en el Auditorio Nacional de Madrid con el concierto de "Virtusos Afectos". Este Dido y Eneas llevada a los escenarios de Madrid es una obra de multiplicaciones que busca recordar esa dimensión sutilmente material del sonido. Es evidente que esta ópera bellísima, con coros, danzas, arias... presentada en una versión camerística, se puede llevar dignamente a cualquier tipo de escenario. La ópera es también un modo de contar historias que pertenecen a nuestra cultura y forman parte de nuestra vida.
El amplio salón del Centro Cultural Moncloa se quedó chico en todas las representaciones, que han sido cuatro y en ninguan había posibiliad de conseguir entrada. Todo un ejemplo, toda una forma de planificar la cultura con criterio de calidad por una entidad municipal cercana a la ciudadanía y todo un respeto para los profesionales que pasan de “bolos” y apuestan por un trabajo serio que el público reconoce y celebra. Cuando en otros lugares de cuyo nombre no quiero acordarme programan sin saber si lo que suena es un cencerro o un violín, en este centro cultural madrileño optan por la cultura buena ¡que no cara! y, desde luego no dan gato por liebre.