viernes, 18 de febrero de 2011

Emprendedores en la empresa y en la política

Las organizaciones saben cómo operar en los negocios ya existentes. La organizaciones políticas suelen actuar con las inercias ya establecidad. Sin embargo, no son tan eficaces para impulsar nuevos caminos en una sociedad cambiante. A veces, desarrollan ideas en una fase inicial de investigación y desarrollo, pero fracasan en la etapa de lanzamiento y comercialización, porque no recurren a las personas correctas: no identifican, apoyan, ni capitalizan el talento de quienes conducen la innovación al éxito.
Una innovación efectiva sucede cuando alguien, que tiene una idea, actúa para hacerla sobrevivir -a las barreras estructurales- y volverla rentable. Por ello, es importante que los gerentes (o los responsables políticos) comprendan y reconozcan a quiénes pueden llevar esto a cabo. Es importante que busquen y apoyen a los "emprendedores"...
Generalmente, las organizaciones clasifican a su personal en personas que "piensan" y personas que "hacen". Casi nunca demandan ambos talentos en una misma persona. Lo que falta, en la mayoría de las organizaciones, es el vínculo entre la idea y la operación. Faltan emprendedores dedicados a convertir las nuevas ideas en nuevos negocios y en ventajas competitivas.
La tradición industrial ha tendido a establecer parámetros más científicos que comerciales para medir la innovación: honramos al inventor y no al emprendedor. El resultado es que recompensamos más el acto de "crear" que el de "implementar" y -los sistemas organizacionales- terminan apoyando más la invención que la comercialización.
La creatividad de un emprendedor es muy diferente a la de un inventor.
Los inventores ven a cinco o diez años y se preguntan "¿No sería maravilloso si ocurriera tal y cual cosa...?" Imaginan cómo respondería un cliente a un nuevo producto, qué tecnología se desarrollaría, etc. Los buenos inventores tienen al cliente en mente, pero su visión es incompleta... a menos que también sean emprendedores. No imaginan en detalle -y operativamente- cómo ir del aquí y ahora hasta el futuro deseado.
En cambio un emprendedor, tras visualizar la "Tierra Prometida", asume la tarea de convertir la idea en un producto o servicio. Los emprendedores hacen preguntas como: ¿quién necesitaré que me ayude?, ¿cuánto costará?, ¿qué cosas deben ocurrir primero?.... Los emprendedores evalúan constantemente planes de acción potenciales.
Los emprendedores se mueven más allá del "territorio" de su propio puesto o función. Por ejemplo, realizan sus propios estudios de mercado. Si una empresa no permite que quienes tienen nuevas ideas realicen estudios de mercado, pondrá una gran barrera a la innovación. Estará alentando a los inventores pero no a los emprendedores.
Un emprendedor hace lo que sea necesario para "impulsar" su idea. Tiende a actuar en vez de esperar. Piensa que es más fácil pedir perdón que pedir permiso. Esto no siempre es bienvenido y su éxito dependerá de lo tolerante que sea la organización a la cual pertenece.
Muchas organizaciones (y las políticas sobre todo) aún dudan de querer personas emprendedoras. Llegan a pensar que sólo están motivadas por la codicia, que son temerarias, que ponen en riesgo a todos y luego se van, etc. Pero estos mitos son falsos: los emprendedores creen fervientemente en su visión y están dispuestos a llevarla a cabo, incluso cuando aparezcan problemas... Si un emprendedor sólo estuviese impulsado por el dinero, el estatus, o un ascenso, no tendría la persistencia ni la paciencia de convertir su idea en una realidad práctica.
Una de las claves para gerenciar la innovación es distinguir a los emprendedores de los inventores... y de los promotores. Muchos gerentes, que buscan emprendedores, terminan eligiendo promotores. Estos son buenos para convencer a las personas de apoyar sus ideas, pero carecen de la habilidad para darles seguimiento.
Una de las mejores maneras de identificar si una persona es un emprendedor o un promotor, es analizar cómo esta maneja las "barreras" que encuentra a sus ideas. Así, un gerente (o un dirigente responsable de un partido político) que busque un emprendedor debe pensar en la mayor cantidad posible de formas en que el proyecto podría fracasar o estancarse. Los verdaderos emprendedores habrán explorado estos problemas -en su imaginación- y habrán pensado todas las posibles soluciones. No se enfrentarán a este escenario negativo por primera vez.
Por el contrario, un promotor responderá que tal escenario no ocurrirá. Sólo le interesa "vender" la idea. No mencionará aspectos negativos de la misma, porque no piensa en las barreras, o porque cree que la gerencia -u otra estructura- las resolverá llegado el caso.
Por estos motivos, quien gestiona la innovación debe distinguir los emprendedores de los promotores... e invertir sólo en los primeros.
No se pueden lograr procesos de innovación efectivos, a menos que se encuentre y recompense a los emprendedores. Se les debe alentar a desplegar su coraje, integridad y honestidad para convertir sus ideas en negocios. Este es -probablemente- el trabajo más importante de quien gerencia la innovación.
En la vida, en la empresa y en política, hoy más que nunca, se necesita EMPRENDEDORES.

lunes, 14 de febrero de 2011

MIRADA QUE ACARICIA

Tus ojos me entusiasman.
¿Por qué?
No porque sean grandes como lunas llenas.
No porque asemejen la fronda de un bosque iluminado.
No porque escuchen con la atención de un niño ante un cuento de su madre.
No porque ahuyentan la sombra.
No porque en su brillo anuncian el más puro milagro de la luz: tú contra el alba.
Tus ojos me encantan, me transportan, me arrebatan.
Tus ojos me entusiasman...
                                        porque me acarician.
                                                                        Gracias.

domingo, 6 de febrero de 2011

Mercedes Arcur: "Tornami a Vagheggiar" (Haendel)



Javier Illán dirige a SPHERA ANTIQVA. El concierto tuvo lugar en Cuenca el Día de Reyes y se titulaba "Oro, incienso...y Música".

Mercedes Arcuri- Piangeró la sorte Mia