martes, 29 de noviembre de 2005

SU MAJESTAD LA PERDIZ



El arte cinegético tiene en Castilla La Mancha un paraíso y las piezas cobradas en las correrías venatorias han surtido las mesas con verdaderas exquisiteces.
La cocina de la caza responde a una tradición culinaria que se hace diversa porque, con unos mismos fundamentos, en cada lugar ofrecen ese toque de distinción que hace que el venado de Los Yébenes sea diferente al de Ventas con Peña Aguilera o al de San Pablo de los Montes.
De entre todas las posibilidades, para guisar, que la caza nos ofrece, hemos elegido a la reina de pluma de nuestros campos, la perdiz roja.
De la perdiz ya habla, aunque poco, el clásico Ateneo y nos ofrece una sencilla receta que bien se puede aplicar en el verano y el otoño manchego, pues es tan simple como sigue: "después de limpiar el ave y haber vaciado sus intestinos, se rellena con unas lonchas de tocino, se envuelve en unas hojas de parra y se deja cocer sobre el rescoldo. Pero nosotros vamos a optar por centrarnos en la receta de más tradición y más éxito de cuantas han llegado a nuestras manos, la perdiz estofada, también llamada "a la toledana".

PERDIZ A LA TOLEDANA
Será menester que preparemos tres o cuatro perdices tiernas (más tiernas son las jóvenes y los machos), un par de cebollas grandes, un buen vaso de vino blanco castellano manchego, un vasito de aceite de oliva de la región, unos dientes de ajo, unas hojas de laurel y sal.
Se despluman y se limpian bien las aves, se atan con bramante como mandan los cánones (o no se atan, si no queremos), se dejan toda una noche en agua para que se desangren bien (en esto se nota que la receta es de origen judío). Puestos a estofar, conviene que lo hagamos en una olla de barro. Sazonamos bien las aves, las bañamos con paciencia y detenimiento en el aceite de oliva, las colocamos en la olla, añadimos las cebollas en rodajas finas, los dientes de ajo enteros y las hojas de laurel, dejamos que rehoguen unos minutillos y luego añadimos el vino blanco (que conviene que sea seco y esté sentado). El secreto ahora consiste en que cuezan muy lentamente, con la olla tapada, por espacio de un par de horas.
Servidas bien calientes y con unas patatitas cocidas y rehogadas en aceite con un espolvoreo de cominos y laurel, es manjar de popular prestigio y altas ocasiones, es decir que cualquier ocasión es buena para alzar un plato con tan suculento guiso.
(Receta dedicada al sin par Dustiano, Señor de Valle Moral y del Cerrillo, Marqués del Guindillo y Conde de la Raña Matazorras)

lunes, 28 de noviembre de 2005

ODISSEA EN EL MONUMENTAL DE MADRID



Un excelente concierto. Una excelente orquesta y una obra musical sobre unos interesantes sonetos dedicados a la música.

LA LOE


Si la coherencia fuera un valor que tuviera como objetivo el beneficio de los ciudadanos, la LOE no debiera ser campo de batalla de la pura y simple refriega política. Si las personas que tanto critican el texto se lo hubieran leído y se hubieran leído también la LOCE –a la que tanto alababan-, se darían cuenta que una y otra no son el haz y el envés, sino que la LOE supone una adaptación más cercana a la realidad, una superación del mercantilismo educativo y una propuesta de equidad. Actuar en un ámbito tan importante y complejo como la educación requiere un elevado grado de consenso entre la comunidad social y los profesionales de la educación.
La estrategia discursiva de la derecha y de ciertos sectores recalcitrantes o interesados vincula la calidad a la ley. El problema de la calidad no se resuelve en un articulado jurídico, sino con el compromiso de los profesionales con su práctica educativa adaptada a los alumnos que esta sociedad produce con su diversidad de circunstancias, motivaciones e intereses. La calidad está en la familia, que no debe hacer dejación de su propia responsabilidad en relación con la exigencia, el trabajo y el esfuerzo que tienen que llevar a cabo sus hijos, pues los avances en el estudio no se producen por inspiración divina, sino con el afán por aprender.
Se vierten falsedades sobre la LOE y es preciso subrayar que esta ley pretende asegurar a los padres la libre elección de centro, mientras que algunos de sus críticos buscan que sean los centros los que elijan y segreguen a los alumnos. La LOE es garantía de igualdad y de libertad y tiene como objetivos: ofrecer una educación de calidad para todos, combatir el fracaso escolar, aumentar las oportunidades educativas, garantizar las libertades y derechos constitucionales, propiciar el esfuerzo individual y colectivo y vertebrar el sistema educativo mediante mecanismos de cooperación.
La LOE garantiza el derecho de los padres a la elección de centro, sin más limitación que las plazas disponibles en cada uno de ellos, garantiza el mantenimiento de los conciertos educativos y el derecho a la enseñanza de la religión tanto en la escuela pública como en la privada, y ello significa libertad tanto para los padres que quieren que sus hijos estudien religión como para los que no la quieren.

Artículo publicado en la Revista AQUÍ. Toledo. Castilla-La Mancha

sábado, 19 de noviembre de 2005

RECETA DE CALDERETA DE CORDERO




Este andador de caminos,
que bien conoce esta tierra,
quiere ofreceros a todos
la suculenta receta
que, teniendo muchos nombres,
el mejor es CALDERETA.
Buena carne de cordero
es la condición primera,
sea pascual y con hueso,
en tajaditas pequeñas.
Prepárese también fuego
más sartén y espumadera,
ajos, sal, aceite y vino
y unos granos de pimienta,
una hojilla de laurel,
tomate frito y...paciencia.
Los pasos que hemos de dar
tienen la siguiente cuenta:
primero vaya la carne
saladita a la cazuela,
luego venga encima el agua,
¡ha de quedar bien cubierta!;
enciéndase el fuego entonces
y dejémoslo que cueza,
espumando lo preciso,
tanto como falta hiciera,
hasta que el caldo consuma
en esta cocción primera.
Espumar y gastar caldo
en esta primera vuelta
es de todo punto justo
para desgrasar la esencia.
De segundas venga el guiso,
¡más vale maña que fuerza!,
échese sobre la carne
vino blanco de la tierra,
suficiente será un vaso,
más, quizá pasarse fuera,
vayan los ajos partidos,
no menos de una cabeza,
un chorro de aceite crudo
sin que nos llamen miserias,
dos hojitas de laurel,
bolas de pimienta negra,
tomate frito, si os gusta,
si no os gusta, quede fuera;
cúbrase otra vez con agua,
déjese que cueza y cueza
hasta que quede salsilla
y la carne esté bien tierna.
Pruébese de sal entonces,
ahí está el punto y la ciencia.
Si atinamos con la alquimia,
este plato es una fiesta,
para chuparse los dedos,
arrebañar la cazuela
y traer hasta el recuerdo
la grande patria manchega,
que nos donó los manjares
que nos adornan la mesa.
Quede el toma pan y moja
o la tajada postrera
para traer a las mientes
al gentil romanceador
que romanceó estas letras

miércoles, 16 de noviembre de 2005

LATIN KINGS


Leer no es una obligación, es una necesidad personal y social y, por tanto, su aprendizaje, genera un derecho. La lectura y la escritura son artículos de primera necesidad en la sociedad, tan importantes como el alimento, la vivienda o un trabajo digno.
La lectura y la escritura, procesos indisolublemente unidos, suponen la puerta de entrada al conocimiento, la información y la imaginación. Por eso, cuanto antes podamos penetrar en ese universo mucho mejor.
Hoy quiero unir el hecho de leer con el fenómeno de la violencia. ¿En qué sentido? Recomendando la lectura del libro “Reyes Latinos”, de los periodistas Santiago Botello y Ángel Moya, en el que se cuenta, y bien, por cierto, cuál es la situación de las “bandas organizadas que delinquen desorganizadamente” y que agrupan a numerosos jóvenes, como, por ejemplo, los “Latin Kings”.
Hasta ahora, los "Latin", que, como sabemos por los medios de comunicación, actúan en Madrid y otras ciudades como Barcelona, Valencia o Valladolid, se dedican a delitos menores como pequeños robos y extorsiones -intentaron el trapicheo con droga pero fueron expulsados por los gitanos- y han mostrado su extrema violencia en enfrentamientos, con varios muertos ya, con la pandilla rival de los "Ñetas".
Con esa lectura nos podemos enterar de cómo funcionan estas organizaciones y lo peligrosas que son para nuestra juventud. Así sabemos que estos pandilleros llevan armas cortas, se enfrentan por el control del territorio (parques, bares y zonas de esparcimiento) en las ciudades donde actúan, se rigen por códigos secretos, adoptan toda una parafernalia de colores, gestos y normas y se comprometen a no abandonar nunca la banda, so pena de muerte. Son, en su mayoría, ecuatorianos, aunque también hay peruanos, dominicanos o colombianos, hijos de familias desestructuradas cuyos progenitores los dejaron en el país de origen mientras buscaban mejor vida en España, y ahora, al traerlos consigo, apenas pueden ocuparse de ellos. Hay, también, algunos españoles, sobre todo chicas.Es cierto que la lectura no siempre se recomienda como entretenimiento, al menos en este caso. Sino por el interés que ofrece para el conocimiento de una realidad que estamos ya sufriendo y por la necesidad de poner los pies en el suelo del conocimiento y no culpar a la generalidad de la juventud de los desaguisados que cometen unos pocos, quizá los que, ¡ay!, menos leen.

miércoles, 9 de noviembre de 2005

VIOLENCIA SOCIAL

Una ola de violencia se ha desatado. Los barrios periféricos de las ciudades francesas están que echan humo. Alguien dice que, por mimetismo, esta violencia se extiende. Ya han ocurrido casos parecidos en Sevilla. Pero hay más violencias de tono menor que están ahí y, a veces, las llamamos simplemente gamberrismo o ajuste de cuentas entre mafias o bandas urbanas, como en Madrid. El hecho es que la violencia social está subiendo de tono. Y no se puede caer en el análisis superficial ni en la opinión de que es una violencia provocada por la inmigración solamente, ni por la confrontación de culturas o de religiones. La violencia está evidentemente generada por los núcleos sociales con menos expectativas vitales. Es, parece, la violencia de los pobres que tienen la imposibilidad de gozar las excelencias del mundo mercantil que les rodea.
Esta revuelta civil francesa no es en absoluto equiparable a aquella del mayo del 68, la de los estudiantes ilustrados y los trabajadores con empleo, con ideología de izquierdas y la vista puesta en la utopía de una sociedad mejor. Los disturbios de hoy son otra cosa. Los jóvenes que ahora queman coches son mayoritariamente trabajadores sin trabajo, estudiantes sin perspectiva, habitantes de barrios suburbiales y personas marginales del sistema feliz de mercado desencantadas de vivir en un mundo que les ofrece a la vista el lujo y la opulencia que son imposibles de gozar, personas que habitan allí donde menudea la droga, el delito, el trapicheo, la discriminación, el abandono y la miseria.
La retórica de la igualdad de oportunidades es eso, retórica. Y la retórica lo que hace es poner de manifiesto las evidentes desigualdades y exasperar los ánimos. Habrá que ir, por tanto, no a la grandilocuente e idílica alianza de civilizaciones, sino a soluciones más terrenas, más reales. No se puede justificar la violencia en condicionantes conceptuales del tipo: hay personas que son naturalmente violentas, o hay culturas que se enfrentan. Natural y culturalmente, las personas tenemos el mismo potencial de ser violentas, que pacíficas. No estamos más determinadas a pelear y destruirnos, que a colaborar, establecer acuerdos y vivir en paz. Así como somos capaces de generar crueles guerras y dañar seriamente a otras personas, somos capaces de resolver nuestras diferencias por otros medios. La decisión está en cada uno de nosotros... y la responsabilidad también. Pero más que en cada uno de nosotros, como personas aisladas, la solución debe venir por correcciones de un sistema social que acentúa las diferencias entre los que tienen abundantes expectativas de desarrollo y los que sólo tienen delante la vía que conduce al fracaso. Ahí si hay armas de destrucción masiva. Algo habrá que hacer por aquí para prevenir lo que se nos puede estar viniendo encima, pues, como dice el proverbio: cuando las barbas de tu vecino veas quemar pon las tuyas a remojar.

jueves, 3 de noviembre de 2005

GUÍA PARA CHICAS


La tan comentada y poco conocida “Guía para chicas” es un texto que no merece tanta escandalera como la que ha provocado. Hay que leer con las neuronas un poquito retorcidas para sacar conclusiones tan atrevidas como las que algunos han puesto en su boca. En las páginas se describen algunas situaciones, relacionadas con la sexualidad y con los afectos, que están ahí, en la realidad, que son conocidas y sustentadas en la tradición al menos desde la poetisa griega Safo. Que yo sepa las mujeres tienen cuerpo y sexualidad propia, lo mismo que los hombres. Y quienes ahora se escandalizan no parece que lo hagan cuando leen que el bíblico Onán “derramó” fuera, ni cuando Torrente le dice al compañero que se van a hacer unas pajillas. Al menos yo no he sentido a ningún padre de la iglesia ni a ninguna persona de las que ponen el grito en el cielo en cuanto les tocan el sexto que se hayan tirado al monte del discurso para retirar la Biblia de la lectura inteligente o que hayan prohibido ver las casposillas películas de Santiago Segura. Lo que no comprendo, aun respetando todas las opiniones, aunque muchas no las comparta, es que quienes más se escandalicen sean aquellos que pretenden seguir imponiendo su moralina y su estrecha visión del sexo a sus semejantes.
En mi opinión la “Guía para chicas” es un texto que debe leerse con sentido crítico, como todos los textos; es un texto que no debe tomarse como un catecismo, sino como una opinión que viene de donde viene, que, además, pone sobre la mesa algunas cuestiones objetivas evidentes sobre sexualidad y sobre afectos. El lector crítico es el que aplica la razón y la libertad, lo demás es censura. Y se debe educar para adquirir sentido crítico y evitar cualquier manipulación, venga de donde venga. La censura, en cambio, es la antieducación.
Y para mojarme más, pensando lo que digo y diciendo lo que pienso, si alguien me preguntase si pedagógicamente tiene interés la Guía, yo digo que, para mí, no, porque a una clase mixta, si quiero educar en la igualdad, yo no llevaría nunca una “guía para chicas”, como tampoco llevaría una “guía para chicos”. Pero esto es como todo, opinable, y cada maestrillo tiene su librillo.