martes, 26 de abril de 2011

Reflexión para padres y madres

Muchos niños, que reciben la constante ovación de sus padres, se convertirán en adultos que continuarán dependiendo (de alguien que les acaricie la cabeza o les diga lo bien que estuvieron). ¿Es esta la preparación que queremos para nuestros hijos? ¿Tenemos el derecho de que crezcan esperando que todas sus buenas acciones sean celebradas? Siendo crudamente realistas... ¿cuántos aplausos recibirán de adultos? Tan poco correcto -educativamente hablando- es estar todo el tiempo diciendo: "Bien hecho", como lo sería estar siempre con la crítica negativa: "Mal hecho". Para que los niños aprendan a formar sus propios criterios, los adultos tenemos que tener más equilibrio y un apoyo incondicional ante lo "bien hecho" y lo "mal hecho".

domingo, 10 de abril de 2011

Tarde de domingo.

La fiesta de la primavera está en plenitud. El sol planea de azul. El mundo sigue enredado en una economía deshumanizada. La astenia me aplana. Seguir, seguir. Mejorar. Voluntad de mejorar. Esperar. Tarde de domingo.

miércoles, 6 de abril de 2011

LAÑAS

Sucede que el tiempo desgasta nuestro cuerpo y nos vamos dando cuenta poco a poco de que no somos eternos y de que no sentimos con la fuerza de cuando teníamos veinte años, y de que hay que pasar, como un vehículo, por la ITV. Así contemplamos abstraídos cómo el mundo gira nebuloso a nuestro alrededor, ese mundo que ya no tenemos tantas ganas de comérnoslo. Se nos hace difícil pensar que ser feliz es serlo con aquello que la mano alcance, pero nos vamos haciendo a la idea, aunque nos cueste. Y nos ponen lañas después de hurgarnos allí donde nadie sabe. Te cuentan lo que quieren. Tú te imaginas lo que no está en los escritos. La realidad se convierte en una polvareda y la vemos evanescente, como si la divisásemos, sin querer, a través de un tul. A veces es la imaginación la que supera los límites de la realidad y, entonces, caemos en el abismo barroco de lo invisible, de lo ilógico, de lo falso o de lo absurdo. Pero el abismo nos oprime más. Ahora, cuando veo mis lañas, sé que la vida va en serio y que no todo es poesía ciertamente.