Albricias por la gente que piensa que el trabajo en equipo, arrimando cada uno el hombro con su tarea, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.
Un aplauso de corazón para la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.
Admiración y respeto para la gente con criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó. Esa es la gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Gracias a la gente capaz de criticarnos constructivamente y de frente; a ella le debemos el progreso y entre ella están las personas a las que de verdad podemos llamar amigos.
¡Qué alegría convivir con la gente que sabe la importancia de la alegría!
2 comentarios:
¡Que alegría, orgullo y optimismo mas grandes hay contenido en estas palabras! Le dan ganas a una de ir ya al trabajo para pasarlo bien, reir hasta llorar, hablar, comentar, opinar y entre todo eso TRABAJAR (con mayúsculas).
Gracias a todos los que hacéis que mi vida laboral sea de esta manera. Todos sabéis, y está comprobado, de la importancia de la alegría.
¡Qué alegría convivir con la gente que sabe la importancia de la alegría!
Cierto. Pero, ¿Cuántos a nuestro alrededor la consideran realmente importante? Yo sí. No hay duda y a las pruebas me remito: Decidme si habéis visto un solo día en que la fanciulla no cruce con una sonrisa (que es el reflejo físico de la alegría) la puerta del despacho. De todos los despachos. Despachos de la alegría. Despachos de la tristeza. Despachos de la indiferencia.
Y esto de la alegría, aparte de un don que uno tiene, es una decisión. Yo decido repartirla por todos los confines, llevarla incluso donde la desconozcan. Decido no variar mi comportamiento arcoiris por muy rodeada que esté de grises, de todos los seres que son como el papel secante (no solo no tienen alegría, sino que te chupan la tuya) Ah… y algo que desconocen los que no saben la importancia de la alegría: Mantener la alegría contra viento y marea, te da poder. Ese poder al que los tristes no pueden ni siquiera aspirar. Porque en el país de las caras largas, la cara amable es la reina.
Si algunos os sentís aludidos con lo de gris o papel secante, ¡reaccionar, coño! Y tomádmelo como una crítica constructiva y de frente, y debedme el progreso porque en mí está la persona a la que de verdad podéis llamar amiga.
Albricias y aplausos para todos
(A Mari Carmen: ¡De nada!
Eres una mujer entrañable!)
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