miércoles, 8 de febrero de 2006

SOFISTAS

Los antiguos filósofos sofistas no eran unos engañabobos o unos depravados y amorales ciudadanos, sino, por el contrario, eran gente sabia, con mucho mundo y muy viajados.
Critias, discípulo de Sócrates y pariente de Platón, por ejemplo, elaboró una teoría personal sobre el origen de la religión, según la cual ésta surgió como «invento de un hombre astuto y prudente» para someter los hombres a las leyes por el temor. ¿Sería conveniente recordar este concepto hoy ante ciertos fanatismos que tenemos ante nuestros ojos?
Hipias de Elis, que era una auténtica enciclopedia andante, defendió la autonomía y autarquía del individuo y su derecho a rebelarse contra las leyes, porque siempre oprimen a los más débiles. ¿Acaso no necesitaríamos hoy algún buen Hipias?
Gorgias intenta demostrar que no coinciden la realidad, el pensamiento y la palabra. ¿No estará ocurriendo algo así entre la realidad, los discursos y los hechos políticos en la España de hoy? Así mismo este sofista extiende su relativismo a la ética. Por eso piensa que la seducción, la ilusión y el engaño quedan justificados en la oratoria y, por tanto el orador ha de ser maestro de seducción.
Protágoras defiende el valor de la cultura como algo que necesita el hombre para sobrevivir -es un ser desvalido- y que le diferencia de los animales. Pero se necesita además el sentido de la justicia y la virtud política, sin las cuales sería imposible la vida en la Polis.
Es interesante saber que, para los sofistas, la virtud (areté) no es algo interior, sino la habilidad con que el sofista persuade a sus conciudadanos para que acepten unas razones que él sabe presentar como buenas para la Polis: la virtud es el éxito político o social.
Eran, también, unos artistas de los discursos dúplices, con los que eran capaces de argumentar sobre una cosa y su contraria, dependiendo de la situación y las circunstancias. ¿No estaremos escuchando hoy infinidad de discursos sofistas a nuestros próceres, que un día nos intentan convencer de una cosa y otra de la contraria?: por ejemplo, el PP excarceló numerosísimos presos etarras cuando estuvo en el gobierno y ahora se tira de los pelos discursivos porque este gobierno pretende hacer lo mismo. Si habláramos de Toledo y su patrimonio arqueológico, los discursos sofistas de tirios y troyanos nos darían para escribir un tratado sobre la embaucación.
¡Tendríamos que levantarnos contra los malos sofistas!

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