miércoles, 28 de junio de 2006

METÁFORA PARA MEJORAR EL MUNDO

Un científico preocupado por los problemas del mundo estaba resuelto a encontrar los medios para mitigarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas. Cierto día, su hijo de siete años invadió su santuario decidido a "ayudarlo a trabajar". El científico le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar. Viendo que era imposible sacarlo de allí, el padre pensó en algo que pudiera distraerle. De repente, se encontró con una revista donde estaba impreso "el mapa del mundo". ¡Justo lo que precisaba! Con unas tijeras recortó el mapa en múltiples pedacitos y, junto con un rollo de celo, se lo entregó a su hijo.
- Como te gustan los rompecabezas -le dijo-, te voy a dar el mundo todo roto, para que lo repares sin ayuda de nadie.
Calculó que al pequeño le llevaría días componer el mapa. No fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz de su hijo emocionado.
-Papá ya he arreglado el mundo.
Al principio el padre no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que sería imposible que hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en su sitio. ¿Cómo era posible?
-¡Hijito! -le dijo-, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lograste armarlo?
-Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero, cuando me diste el mapa para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así que di la vuelta a los recortes y comencé a "armar al hombre", que sí sabía como era. Cuando conseguí armar al hombre, di la vuelta a la hoja y vi que estaba armado el mundo.
Todos nos vemos reflejados en este científico. Muchas veces sentimos que vivimos en un "mundo loco". En realidad, cuando pensamos en ello, pensamos en los seres humanos y, al asignarles el adjetivo "loco", pensamos en su incoherencia, su autodestrucción, su egoísmo. Quizá la solución al gran rompecabezas del mundo esté en la mirada creativa del niño y lo que tengamos que reconstruir sea, tal vez, el hombre. Acaso tampoco sería desacertado cambiar muchas "posturas de adulto" y aprender a mirar los problemas como los miraría un niño. Yo sigo pensando que así sí es posible reconstruir el mundo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Escribe más a menudo.
Cheli