miércoles, 6 de septiembre de 2006

TOLEDO POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS


Quid quid latine dictum sit, altum videtur. En el castellano que todos hablamos –y que no era suficiente para trabajar en el servicio gallego de extinción de incendios– este latinajo significa, así en traducción libre, que “cualquier cosa dicha en latín suena inteligente”. Con esto, entre tanta soflama y al borde de la piscina, quiero reivindicar que los que tanto hablan –o callan- de las Vegas bajas y alta, de los visigodos y sus caballos, de los romanos y sus circos y de otras menudencias, hablen o callen en latín, ¡a ver si así es posible que saquemos algo en claro! Claro que, como le dijo Vespasiano a Tito; “pecunia non olet”, es decir, el dinero no huele. Pero la cultura y la historia sí deben oler a algo, pues unos las quieren atraer como perfume y otros las quieren enterrar por fetidez. Lo que no quisiera es pregonar ahora y aquí lo que pregonaba Cicerón en la antigua Roma, que “Nihil tam munitum quod non expugnari pecunia possit”, o sea, que no hay castillo no se conquiste con dinero. Esto de peripatear en latín debe ser un golpe de calor o la consecuencia de haber terminado de leer una novela negra para distraer mi atención de las noticias habituales; la narración la recomiendo por lo bien escrita que está, se titula “Las manos del pianista” y su autor es Eugenio Fuentes.
Tomada la decisión sobre las Vegas toledanas, lo que no quisiéramos los toledanos es que las decisiones se prolongaran, como decían los romanos, “ad calendas graecas”, o, si lo prefieren, con un latín más cercano a nuestro conocimiento: “in saecula saeculorum”. Obras son amores y no buenas razones. Y Toledo requiere obras culturales, en las Vegas, y de las otras, donde sea menester, a ver si hay posibilidad de ofrecer vivienda “a precio justo” para mantener nuestro “modus vivendi”, pues, al paso que vamos, habrá que firmar hipotecas que tengan que cumplirse allí donde vayamos después de que nos llame la de la guadaña.
“Errare humanum est”, pero no se debe mantener el error a sabiendas, así que, “de facto” y “de iure”, vamos a ver si a este verano calentito le siguen un otoño y un invierno llenos de ideas y vemos esos parques arqueológicos y culturales que singularicen Toledo ante el mundo. Amén.

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