lunes, 4 de diciembre de 2006

UN LÍDER PARA TOLEDO

Se me ocurre pensar que estamos a menos de seis meses de las elecciones municipales y que, en mi ciudad, Toledo, uno de los partidos que piensa ganar aún no tiene candidato definido o elegido; mejor sería decir elegido por la militancia.
Toledo necesita liderazgo. Para ayudar a pensar sobre este asunto, quiero recordar lo que decía Lao-Tse al respecto: “El mal líder es aquel a quien la gente desprecia. El buen líder es aquel a quien la gente alaba. El gran líder logra que el pueblo diga: Lo hicimos nosotros”.
Cuatro son las características que debieran adornar a un líder efectivo, según mi parecer, las de ser persona apasionada, auténtica, creíble y ética.
Para ser un líder efectivo, se debe querer algo profundamente; esa pasión es el fuego interior que lo sostiene, el compromiso que lleva a su entero ser a involucrarse. La pasión por un gran propósito: ser alcalde de Toledo, está caracterizada por una apertura de posibilidades, y la innata creencia de que la gente querrá trabajar junta para crear el mejor futuro imaginable. La pasión más la posibilidad da el coraje.
Ser auténtico es admitir los defectos, las fortalezas, y vivir como se es. La autenticidad produce satisfacción, porque las relaciones con las personas son honestas y crecen sobre la verdad.
La credibilidad consiste en algo tan simple como hacer lo que se dice que se va a hacer. La reputación de persona creíble se desarrolla como resultado directo de la confianza que los demás tienen en ella, para seguir adelante y actuar sobre lo que esta se comprometa hacer. La credibilidad comienza con ser auténtico, y es manifestada en las acciones que se prometen y se cumplen. Mientras que la autenticidad se basa en la integridad personal, la credibilidad es la elección que se realiza por la integridad interpersonal.
Por último, un líder ético posee, en el centro de su sistema de creencias, una gran consideración por el valor y la dignidad humana. El servir a los demás, y un compromiso por un mayor bienestar para cada vez más personas, es la esencia de lo que significa ser un líder ético.
Ser un líder significa reconocer la pasión, la autenticidad, la integridad y la ética como las piedras fundacionales del liderazgo efectivo, sobre el cual construir el cambio.
Así quiero uno para Toledo.

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