
Asociamos el amor con una sensación placentera; sin embargo, el amor es un arte que requiere conocimiento y esfuerzo. El amor no sólo es recibir, es más bien dar, cuidar, respetar y conocer, y todo esto implica responsabilidad.
Como cualquier arte, el amor requiere disciplina, concentración, paciencia y ser consciente de que un arte no se aprende de golpe.
Es necesario tener la paciencia necesaria para la quietud y el disfrute verdadero, disciplina como una práctica fruto de nuestra propia voluntad, y concentración, es decir, saber estar sólo con uno mismo, sin hacer nada más que eso, siendo una condición indispensable para la capacidad de amar. Y esta concentración pasa inevitablemente por saber escuchar, que no es lo mismo que oír. Estar concentrado significa vivir plenamente en el presente. Hay que pensar continuamente en uno mismo y sensibilizarse ante los demás. Es fácil ser sensible ante los procesos corporales o tangibles, pero no lo es tanto para los mentales y emocionales.
Las cualidades para el amor son, en primer lugar, superar el propio narcisismo, adquirir una visión lo más objetiva posible del mundo exterior utilizando la propia razón en una actitud de humildad. Así, el amor requiere humildad, objetividad y razón. La objetividad y la razón representan la mitad del camino hacia el dominio del arte de amar.
Una última condición necesaria para amar es la actividad, ser activo tanto en el pensamiento como en el sentimiento. Sólo el amor hace posible el conocimiento.
A amar se aprende amando: no pierdas el tiempo.
1 comentario:
Amor, lo que se dice amor, es el que toma cuerpo, lo demás es retórica.
Publicar un comentario