miércoles, 7 de marzo de 2007

IDEAS (GRATIS) PARA PROGRAMAS ELECTORALES


Sería maravilloso si todos viviéramos y trabajáramos en culturas donde imperara la confianza y la capacitación. Es evidente que esto no sucede. La mayoría de las sociedades a menudo están dominadas por normas, reglamentos y burocracia. Los líders no se ocupan de mejorar las condiciones de las personas y los programas son etéreas promesas que nunca se cumplen. Toledo es un buen ejemplo en esta materia.
Sin ánimo de competir, ofrezco desde esta columna algunas ideas para que adornen los programas electorales, aunque, como dicen que decía Tierno Galván –que llegó a inventarse hasta su propia biografía-, dichos programas están para no cumplirse.

Sería una buena promesa la de suprimir los impuestos o, incluso ayudar con subvenciones, a quienes abran pubs, bares y cafeterías, en los que se anuncie que son locales “sin humo y sin ruido”. Estoy seguro de que sería un éxito, porque los amantes de la conversación y de la música no escaseamos, aunque estemos, de verdad, reprimidos, cuando no maltratados, por la dictadura del estruendo y los humazos.
No sería tampoco mala promesa la de convertir los espacios públicos de una ciudad como Toledo en escenarios de la escultura moderna, para que las generaciones no crean que siguen viviendo en la época de las cavernas hortelanas o el medioevo alfonsino. ¡El siglo XX y el XXI, al menos en el arte, también existen.
Una propuesta muy social sería la de repartir entre los ciudadanos de a pie el diezmo de los infinitos viajes que realizan los mandamases a lugares tan importantes para solucionar los problemas de la ciudad, como Roma, Cuba, Japón, Alemania, Creta, Estados Unidos y cincuenta mil sitios más.
Muy agradecida sería la inclusión de un punto en el que se prometiese que se iba a actuar sin hipocresías y que no se mezclarán las creencias con la gestión; así quedarían liberados de ir a misa, a las procesiones, a las mezquitas o a las sinagogas los ediles ateos, para que no tengan que hacer mangas y capirotes con su conciencia.
No escribir ni decir tonterías y prometer que se va a utilizar un correcto castellano en los escritos oficiales y en los discursos, debiera ser un compromiso de coherencia en una ciudad que educa.
Se aceptan sugerencias para programas. Si llegan, las seguiré publicando en la columna por muy disparatadas que sean. Me las pueden mandar a
antonioillan@gmail.com

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