domingo, 25 de noviembre de 2007

PALABRAS PARA ELENA


Quisiera yo tener la voz serena y sencillamente apacible el gesto, para agradecer el laberinto azul sobredorado que tus manos tejen y dejan a Klimt con su beso en mi presencia.
Siempre admiré la paciencia de quien construye cosas con sus manos, porque están ahí; y en el silencio te miran y las ves, se tocan, se sienten y evocan a la persona que imaginas.
Elena, sin conocerte, ya te admiro, y te sé por lo que veo y lo que me cuentan.
Dijo un poeta amigo: “El árbol tiene un tiempo para flores; mi corazón da frutos todo el año”.
Mi agradecimiento es uno de esos frutos. Klimt bajo el cristal me recuerda con su beso que él también es fruto de tu corazón y de tus manos.

Con afecto.

No hay comentarios: