Me da a mí que la globalización tiene su eje en valores estrictamente individuales. Y yo que llegué a pensar por momentos que esto de la globalización sería el sumun de los valores colectivos. Me caí del guindo hace tiempo. Cuando hablamos de la aldea global no estamos afirmando valores colectivos y globales que nos unan y nos ofrezcan posibilidades de éxito, solidaridad y supervivencia. La globalización, el mercado por el mercado, los valores que guían a la libre competencia, al neoliberalismo, al comercio internacional y al intercambio de bienes, servicios e individuos, son en realidad contravalores, en los que se pone de manifiesto el individualismo, el egoísmo y el personalismo. Estos contravalores se esconden detrás de las pantallas de muchos gobiernos y de corporaciones internacionales, que confunden con su propaganda, pero que en nada se mueven para defender lo colectivo. En el fondo, su religión y sus hechos responden a un individualismo extremadamente fundamentalista. ¿Cuál es el resultado que estamos comprobando? Pues ahí está: la exclusión de millones de personas que forman la masa de pobreza, miseria y hambruna en todo el mundo, incluyendo el mundo de los países desarrollados, como el nuestro.
Los valores del colectivo –como son el amor, la solidaridad, la compasión, la fraternidad, la igualdad, la entrega, el servicio, el respeto, incluso la justicia ¡y mira que tener que considerar la justicia un valor ya tiene bemoles!- son olvidados por los amos del cotarro, por los poderosos, por los individualista, por el poder en todas sus instancias. Conclusión de estas reflexiones de uno que se siente solo pueblo -y a veces lumpen-: Que, a pesar del debate que pueda haber acerca de nuestras realidades colectivas; en la práctica, lo colectivo es un residuo mal generado de las transacciones individuales; y que lo colectivo no cotiza porque no tiene mercado. ¡Ah! y lo que no cotiza nada son los valores, que están quedando en el discurso como un residuo retórico. Así lo pienso y así lo digo y salga el sol por Antequera.
Los valores del colectivo –como son el amor, la solidaridad, la compasión, la fraternidad, la igualdad, la entrega, el servicio, el respeto, incluso la justicia ¡y mira que tener que considerar la justicia un valor ya tiene bemoles!- son olvidados por los amos del cotarro, por los poderosos, por los individualista, por el poder en todas sus instancias. Conclusión de estas reflexiones de uno que se siente solo pueblo -y a veces lumpen-: Que, a pesar del debate que pueda haber acerca de nuestras realidades colectivas; en la práctica, lo colectivo es un residuo mal generado de las transacciones individuales; y que lo colectivo no cotiza porque no tiene mercado. ¡Ah! y lo que no cotiza nada son los valores, que están quedando en el discurso como un residuo retórico. Así lo pienso y así lo digo y salga el sol por Antequera.
1 comentario:
¿ y todavía te extraña que sobre todo la justicia se haya olvidado como valor colectivo? Lo grave es que lo haya hecho como valor individual amparándonos cada uno en el refrán que dice "ande yo caliente y riase la gente" y así nos vá.
Pienso como tú que nos estamos quedando sin valores y si trasnmitimos esto a las siguientes generaciones la cosa se vá a poner muy fea.
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