domingo, 10 de octubre de 2010

Poema Otoño

 Autorretrato de José Hierro
José Hierro es uno de mis poetas. Hierro, vino, anís y versos. Fino de ironía, profundo de pensamiento, largo de emociones. Social, sí, pero mucho más que social es su poesía. Llevé en mi coche una tarde-noche de Toledo a Madrid a Pepe Hierro -así le conocían sus amigos-. Hablaba entre pausas prolongadas, entre silencios de un kilómetro de carretera. Sus frases fueron cortas y contundentes. Estaba un poco cansado, es verdad. Le dejé a la puerta de su casa y le dí un manuscrito con algunos de mis poemas. Este poema que traigo hoy al blog, día y medio después de mi segundo nacimiento, es de su libro Quinta del 42 (1952).

Otoño de manos de oro.
Ceniza de oro tus manos dejaron caer al camino.
Ya vuelves a andar por los viejos paisajes desiertos.
Ceñido tu cuerpo por todos los vientos de todos los siglos.
Otoño, de manos de oro:
con el canto del mar retumbando en tu pecho infinito,
sin espigas ni espinas que puedan herir la mañana,
con el alba que moja su cielo en las flores del vino,
para dar alegría al que sabe que vive
de nuevo has venido.
Con el humo y el viento y el canto y la ola temblando,
en tu gran corazón encendido.

3 comentarios:

Menosquemarx dijo...

Puedes leer los versos largos como leíamos aquellos versos clásicos de la Ilíada, o la Eneida. Con ritmo, distinguiendo las sílabas cortas de las largas. Como si de música se tratara... Y es puro gozo.

Patricia Fuentes M. dijo...

Bellas letras. Felicidades!!!
LO MEJOR DE MI ESTA AQUÍ *

Enrique M. de la Casa dijo...

¡Oh! Llegó el otoño y con él la melancolía y con ella la poesía: Puedo escribir los versos más tristes este otoño. Decir por ejemplo: la mar está lleno de domingueros que huyen de la crisis. O no la tienen.