viernes, 10 de marzo de 2006

LAS LIEBRES Y EL FUTURO ALCALDE DE TOLEDO

La liebre es un mamífero del orden de los Lagomorfos, que mide algo más de medio metro y 20 a 24 centímetros de altura. Tiene el pelaje suave y espeso de color negro rojizo en cabeza y lomo, leonado en cuello y patas, y blanco en pecho y vientre, la cabeza proporcionalmente pequeña, con hocico estrecho y orejas muy largas, de color gris con las puntas negras, el cuerpo estrecho, las extremidades posteriores más largas que las anteriores, y la cola corta, negra por encima y blanca por debajo. Es animal muy tímido, solitario, de veloz carrera, que abunda en España. Vive preferentemente en las llanuras, sin hacer madrigueras, y descansa en camas que muda con frecuencia. Su carne es comestible apreciado y su piel más estimada que la del conejo.
Un amigo, político, por más señas, dice que las caza con perro, cuando la verdad es que, a pesar de su aspecto poco dado a la ligereza de piernas y no parecer dotado para las artes venatorias, las coge a mano. El domingo pasado me proporcionó una pareja y las guisé con arroz. Comimos diecisiete personas, y el día, además de por las libres, por las judías “a lo Conde”, por el brazo de gitana a lo “Josephine” y por otras yerbas, será recordado como “la jornada de la teta”.
Se habló de lo divino y de lo humano en una sobremesa de seis horas. Eso es lo que tienen estas sociedades gastronómicas. Y no se pasó por alto cuáles deben ser las características del próximo alcalde de la ciudad de Toledo, si en nuestras manos estuviere el hacer algo por dibujar ese perfil. Apunto esas maneras idílicas. Tendría que ser persona, hombre o mujer, culta, leída, intelectualmente independiente, con criterio propio sobre el desarrollo de la ciudad, con sentido social, defensor de lo público, con voluntad férrea, con altura de miras, libre y responsable a la vez, sin intereses urbanísticos de ningún tipo. Considerábamos que el líder debiera saber "llegar" a las personas con un mensaje, tener la capacidad de despertar interés, perder el miedo a expresarse, salir de su zona de confort, ser natural, íntegro, dedicado, magnánimo, de mente abierta, creativo y dispuesto a pilotar los cambio que muchas veces no van a ser comprendidos por el común. Vamos un mirlo blanco. ¡Ah! Y con estas características, fuimos capaces de poner nombre a la figura. Ya se verá si la semilla germina y crece. Hay un año para ello.

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