miércoles, 22 de marzo de 2006

ETA Y PAZ


ETA ha anunciado un alto el fuego permanente. Espero que aplaudan los obispos, los pesimistas, los derrotistas, los optimistas, los pescadores en río revuelto, los tragicómicos, los que todo lo ven siempre con los ojos torcidos del mal, los polemistas, los tertulianos, los talibanes pequeños o grandes, los realistas, los monárquicos, los musulmanes, los católicos erasmistas, los amantes de la novela negra, los que andan arropados en el bucle melancólico, los empresarios extorsionados, los no extorsionados, los que van a dejar de estar extorsionados, los políticos de medio pelo, los calvos, los de pelo en pecho, los que no hablan por no pecar, los que hablan sin pensar, los que no piensan, los que ni piensan ni hablan, los que dicen una cosa y hacen otra, los que van a Roma con dinero público a formar el séquito de un cardenal, los que comen gachas y beben txacoli, los periodistas, los funambulistas, los titiriteros, los artistas que dicen que ofenden, los bufones, los arqueros y los delanteros, los mediocampistas, el tigre de Alfileritos, el pastor de las vacas, los vagabundos, los uniformados, los desnudos, los pacíficos, los soberbios, los avariciosos, los perezosos, los lujuriosos, los envidiosos –estos que aplaudan doble para evitar el dolor-, incluso las víctimas –pues la esperanza no debe estar reñida con la justicia-, los benevolentes, los que creen en España, los que aman a España, los que sienten que España es una nación, los que quieren que siga siendo nación, los etarras y los proetarras. Que aplaudan todos. Aplaudamos todos y que respire la esperanza. Que redoblen su aplauso los prudentes para mitigar la desgana de los desconfiados y de los mal pensados. ¡Paz! ¡paz! repiten las mudas cuerdas del cielo bajo la atenta mirada de los cuatro arqueros que vigilan día y noche. ¡Paz! ¡paz! es la melodía que se multiplica en el espacio, todo lo que alienta la repite. ¡Paz! ¡paz! se oye en la penumbra que iluminan las estrellas y tras las ventanas, donde los amantes beben besos en silencio, y en las llanuras, donde el viento hace ondear las espigas, y en las hogueras, donde nunca se queman las oraciones ni sufre tormento la esperanza, y en el mar del aire, donde los cauces de nieve lloran de alegría lágrimas que se deshacen en la mano. ¡ETA ha anunciado un alto el fuego permanente!

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