jueves, 1 de febrero de 2007

TOLEDO: LA CIUDAD DE LOS PROYECTOS


Toledo ya está en campaña electoral para renovar munícipes. Esperemos que esta renovación sea profunda y con contenido. Habrá que hacer el caso justo a las excelencias que se avisan. Esto no ha hecho nada más que empezar; según pregonan los que buscan el sillón del águila, ésta va a ser la ciudad, si no de los prodigios, sí de los proyectos. Por ahora sólo sabemos eso, que va a haber proyectos y que van a ser sorprendentes. A mi ya, la verdad, no me sorprende nada. Este es un modelo de creación de expectativas que está ya muy visto en las campañas de publicidad: durante un cierto tiempo se dice que va a ocurrir algo que no se nombre y, cuando ya está sembrado el campo de la sorpresa, se dice qué es la maravilla que se vende. Luego lo asombroso es, en muchas ocasiones, como en el famoso parto de los montes que se anunciaba con mucha balumba, un pequeño ratón.
El hecho es que tirios y troyanos, si volvemos la vista atrás, han ido haciendo de Toledo una ciudad “de ratones”, algunos muy bonitos, pero ratones, al fin y al cabo. Quiero decir con esto que obras son amores y no buenas razones y que los discursos, vengan de dios o del diablo, por un oído me entran y por otro me salen y que todos me parecen, hasta ahora, brindis al sol.
Si los discurseadores leyeran un poco y, además su lectura fuera sobre Gorgias, que era un filósofo griego de los más antiguos, aprenderían lo que este sabio intenta demostrar: la no coincidencia entre la realidad, el pensamiento y la palabra. Esto en el discurso y la realidad política universal, nacional y local es de lo más corriente. Así mismo este sofista extiende su relativismo a la ética. Por eso piensa que la seducción, la ilusión y el engaño quedan justificados en la oratoria y, por tanto el orador ha de ser maestro de seducción. Es este escaso espacio para explicar bien lo de Gorgias, pero vaya la pincelada para hacer notar que la sociedad, especialmente en época electoral, ni es crédula, ni está modorra, ni es tonta, y prefiere antes los hechos que las palabras, la realidades que la teoría de los proyectos y la veracidad más que el humo de los discursos seductores pero vacuos.
Toledo es una ciudad prodigiosa que merece algo más que ediles que calientan escaño durante años sin abrir la boca. Necesita proyectos, pero no proyectos personales, sino proyectos de ciudad para la convivencia de los ciudadanos.
http://www.antonioillan.blogspot.com

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