miércoles, 3 de octubre de 2007

APRENDE A SER FELIZ


Debo a las lecturas casi todo lo que soy, menos la parte química –que desconozco- y que desencadena todas las fuerzas que equilibran o desequilibran nuestro cuerpo y, por tanto también, nuestras emociones. Este texto es una síntesis organizada de algunas lecturas con las que me encuentro de acuerdo.
La persona posee una tendencia fundamental a la felicidad. Esta tendencia supone un optimismo radical y realista, fundado en la idea de que en el mundo hay algo bueno, valioso y que es posible y conveniente de alcanzar. Sólo hay verdadera felicidad si aceptamos sinceramente la realidad. Abraham Lincoln decía que "Toda persona es tan feliz como se propone serlo".
Las personas no nacemos felices o infelices, sino que aprendemos a ser lo uno o lo otro. Cada una crece con una cierta disposición a la alegría, con distinto humor. Junto a este hecho, para llegar al optimismo es preciso luchar por alcanzarlo e incorporarlo a nuestra personalidad, sobre todo, cuando aparezcan las preocupaciones.
Nuestros pensamientos tienen la habilidad de provocar emociones y estados mentales específicos. Pensamientos positivos provocan emociones, sentimientos y acciones positivas. Pensamientos optimistas como la alegría; el amor; la autoestima; o un sentido de saber hacia dónde vamos, traen como resultado entusiasmo, energía, dinamismo y paz interior. Por otra parte, los pensamientos negativos como el resentimiento o el miedo, producen resultados negativos como la tensión, la ansiedad, la fatiga y otra serie de sentimientos y emociones que no nos permiten avanzar.
La tarea de "aprender a ser feliz" ha de ser un objetivo constante de los individuos, y debiera ser verdadero objetivo educativo dentro de las familias. Nadie "se topa" con la alegría a la vuelta de una esquina, sino que hay que fomentarla día a día. Si todos los miembros de una familia, por ejemplo, -o de un equipo, segundo ejemplo- intentaran sonreír siempre y evitaran poner "caras largas", se podría conseguir mucho.
¿Cuál es la actitud necesaria para aprender a ser feliz?
1. Disfrutar de las cosas sencillas y cotidianas que están presentes en nuestra vida: La conversación, el descanso, el trabajo, la naturaleza, la amistad... Siendo conscientes de que la búsqueda ansiosa y descontrolada de satisfacciones (por lo general materiales) conduce a la pérdida del equilibrio interior.
2. Mostrar un sentido positivo ante las personas y los acontecimientos: Es lo opuesto a los derrotismos y a las actitudes deprimentes y desesperanzadas, a la visión negativa de la vida, que conduce a la inquietud y el desasosiego. Encontramos alegría, cuando nos esforzamos por descubrir lo positivo que siempre (y en mayor medida que lo negativo) hay en las personas y situaciones. Aprovechar los errores para aprender.
3. Aceptar las propias posibilidades y limitaciones: Vivir con alegría lo que tenemos, sin renunciar a mejorar, pero sin tener nuestra atención centrada casi exclusivamente en lo que nos falta. No perder el tiempo en lamentaciones o quejas inútiles sobre lo que ya ha ocurrido o es irremediable. Aceptar a cada hijo –o a cada compañero o compañera de trabajo- como es y por lo que es.
4. Hacer de nuestras ocupaciones habituales una fuente de energía: Nuestro trabajo, sea el que sea, es la expresión de nuestra capacidad y nuestra contribución a la sociedad en la que vivimos. Es uno de los ámbitos, junto con el entretenimiento y el amor, principales de la vida humana y, por lo tanto, una de las fuentes de satisfacción y alegría más importantes. ¿O no?
5. Pasarlo bien, en familia –y también con la “familia” del trabajo-: Reír en familia con frecuencia y contagiar la alegría. Crear oportunidades de "pasarlo bien" todos juntos: comidas especiales, fiestas, excursiones, incluso ratos de silencio. No se trata de hacer cosas muy especiales, sino de hacer "especial" el estar juntos.
El optimismo está ligado al control de nuestras emociones, facilitando la expresión de nuestra "inteligencia emocional". Ante un hecho cualquiera, una predisposición pesimista puede hacer más probable que nos sintamos ansiosos, mientras que una actitud optimista puede hacernos sentir más tranquilos y confiados.
El optimismo forma parte de la estructura individual de cada personalidad y, desde ella, da vida y sentido a todos los conocimientos que se puedan aprender. Es como el arco iris, que da color a todos los acontecimientos de cada día. Da energía, por eso sólo los optimistas mejorarán la sociedad y dejarán su rastro.
El optimismo y la alegría conducen a la paz interior. Hay que vivirlos para saber lo que son, pero el optimismo es mucho más que ver la botella medio llena en lugar de medio vacía. Tenemos que centrarnos en las posibilidades de la situación, no en sus deficiencias.
Y para terminar, decía mi admirado Pablo Neruda lo siguiente: "Decídete y triunfarás en la vida. Nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados."

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