miércoles, 17 de diciembre de 2008

¡FELICES VIDAS!

Estimados lectores. Este bloggero iconoclasta está y no está de fiesta, por lo de la iconoclasia, of course. Por eso, echo mano de uno de mis preferidos: Charles Bukowski, autor realista y brutal, a veces; tierno y sentimental, otras. Me acomodo a sus textos y os felicito estos tiempos de zozobra, aunque yo y mi “sapo” nos sumemos al poco común optimismo del amor, que es una fiesta carnal de todo el año. Dice Bukowski que “La confusión es el dios, la locura es el dios, la paz permanente de la vida es la paz permanente de la muerte. La agonía puede matar o puede sustentar la vida pero la paz es siempre horrible, la paz es la peor cosa caminando, hablando, sonriendo, pareciendo ser... no hay dios, no hay política, no hay paz, no hay amor, no hay control, no hay planes...”. Y también se arranca con este grito humano que tergiverso: “la historia de la melancolía nos incluye a todos. Me retuerzo entre las sábanas sucias, mientras fijo mi mirada en las paredes azules y nada. Me he acostumbrado tanto a la melancolía que la saludo como a una vieja amiga. Ahora tendré 15 minutos de aflicción por algo que se fue, se lo diré a los dioses. Si me siento realmente mal, realmente triste, entonces me levanto purificado, aunque no haya resuelto nada (...) y quizá pienso que hay algo mal en mí además de la melancolía”.
Sin embargo las luces nos dicen que la vida es fiesta y en nuestra alma de reptil, que ofrece manzanas del árbol de la ciencia, apreciamos que hay un pájaro azul que quiere salir de nuestro corazón, pero somos duros con él, le decimos quédate ahí dentro, no vamos a permitir que nadie te vea. ¡Felices Pascuas! Mis admirados maestros y amigos que alumbráis con vuestra sabia razón estas páginas, sabed que al pájaro azul que anida en nuestro corazón y quiere volar, lo vamos a dejar salir a veces por la noche, cuando todo el mundo duerme, para que visite y susurre al oído los mejores deseos, porque somos gente atrevida, libre, crítica y, como don Antonio Machado, en el mejor sentido de la palabra, buenos. Que el poderoso olvido que habita entre los labios y fluye por los besos nos predestine a recorrer caminos donde no sea preciso beber los vasos de nepente. ¡Felices Pascuas! y que el año próximo irrumpa la primavera y se alce como un sol en cada pecho. Este bloggero, de corazón, desde el frío encanto de Toledo, os desea, de verdad, ¡Felices Vidas!

1 comentario:

La fanciulla de Gijón dijo...

La paz es siempre horrible. Dios qué angustia. La agonía puede matar. Dios qué congoja. Retorcerse entre sábanas sucias. Serás cenizo. Saludar a la melancolía como una vieja amiga. ¡Los viejos! que angustia otra vez. Aflicción por algo que se fue, sentirse realmente mal y realmente triste. Coño, que mal rollo. Y como puerta a la esperanza este consuelo: Aunque no haya resuelto nada pienso que hay algo mal en mí además de la melancolía” ¡Dios, que sentencia! Por si éramos pocos, parió la abuela.

El post se titula “Felices Vidas” cuando al leerlo entran ganas de morirse. Paradojas navideñas. Ufff. Sigo tocada. Qué extraño mensaje navideño. O lo que sea. Es tan innovador, tan rompedor, tan poco convencional… Es como decir en Navidad que te la pique un pollo antes que Felices Fiestas. Deduzco sus buenas intenciones por este párrafo suyo, gracias al cual dan ganas de seguir viviendo:

¡Felices Pascuas! Mis admirados maestros y amigos que alumbráis con vuestra sabia razón estas páginas, sabed que al pájaro azul que anida en nuestro corazón y quiere volar, lo vamos a dejar salir a veces por la noche, cuando todo el mundo duerme, para que visite y susurre al oído los mejores deseos, porque somos gente atrevida, libre, crítica y, como don Antonio Machado, en el mejor sentido de la palabra, buenos.

Gracias, Don Antonio. Porque al final parece que quiere que no nos pase nada.

¡¡¡Felices Fiestas a tutti!!!
Pórtense bien o vendrá Bukowski y les comerá.