viernes, 21 de noviembre de 2008

HACER...


¿Hacer? ¿no hacer?... No lo dudes: haz siempre.
En el mismo momento en que hacemos algo que nunca hemos hecho antes, ya estamos en el camino del cambio. El cambio es crecimiento y revitalización, es aire nuevo sobre el rostro.
Hacer algo nuevo es convivir más profundamente, ahondar en el afecto, es un regalo inesperado que llena el cuerpo y el alma de emociones.
Vivimos en círculos viciosos de hábitos: hábitos mentales, hábitos emocionales, hábitos sexuales, hábitos corporales... Cuando cambiamos un hábito o hacemos un paréntesis en él, aparece una nueva dimensión de nosotros mismos... y existen infinitas dimensiones! En el fondo, somos tan infinitos como el universo.
La familia, el trabajo, la cultura, la sociedad nos ponen en un molde. Dudamos a la hora de hacer cosas nuevas porque tememos salirnos del molde. Hay que ¡¡¡hacer!!!, hacer algo que nunca hayamos hecho antes, y ver qué pasa... ¿Es difícil? A lo mejor lo difícil sea no hacerlo.

15 comentarios:

Mocata dijo...

Sabias palabras pero, al menos en mi caso, qué difícil se me hace abandonar el tranquilizador y rutinario terreno conocido e internarme en las ¿excitantes? selvas de lo nuevo. En efecto, creo que hacer cosas nuevas nos hace crecer, ayuda a desarrollar todas nuestras potencialidades y a convertirnos en aquello que debemos ser, pero para ello hay que vencer a un adversario temible pese a su blanda apariencia, la pereza, quizá el pecado capital más infravalorado, que nos empuja a quedarnos en casita leyendo un libro o viendo una película en lugar de ampliar nuestros horizontes vitales. El resultado de la contienda dependerá de nuestro mayor o menor espíritu aventurero, es decir, de nuestro carácter y de los hábitos e inercias adquiridos con el tiempo, aunque naturalmente todos podemos hacer el esfuerzo de intentar cambiar (otra cosa es que lo consigamos más que superficial o temporalmente). Por cierto, me acabo de dar cuenta de que este comentario es el primero que realizo en un blog, pero no continúo porque me está entrando un sueño que...zzzzzz

Antonio Illán dijo...

Estimado Mocata:
Te felicito por vencer la "pereza" de entrar en un blog. Ya estás cambiando... para bien. Además, escribes estupendamente. Aunque solo sea por el ejercicio de escribir y de decir lo que piensas, es bueno que entres en un blog tan libre como este.
Es un placer para mi que hay sido aquí tu debut.

La fanciulla de Gijón dijo...

¿Hacer? ¿no hacer?... No lo dudes: haz siempre.

Así, para arrancarme, digo: la primera frase del post me parece una memez.

Antonio, has caído en el tópico de los tópicos. Entre hacer y no hacer, hacer siempre y encima sin dudar. Por extensión, sin pensar…
¿Qué locuras son esas de hacer por hacer? ¿No será más tonto hacer por hacer que no hacer? ¿Hay que volverse autómata? Y encima sin pensar, no vaya a ser que pensando un poco decidas no hacer y te cargues la tesis. Y entonces sí que no hemos hecho nada…

¡Bienaventurado el que pasó una tarde peinando bombillas, porque “hizo”!
(Por no hablar de hechos terribles que se pueden llegar a cometer solo empujados por el hacer frente a no hacer)

Luego el resto del post ya es un injustificado, yo creo, desprecio a la rutina. Porque sí. Porque es rutinaria y basta. Y la solución propuesta es dar un giro a la vida, cargándonos todo lo que creíamos bueno, porque resulta que estábamos en un molde que ahora hay que abandonar.

Los días del señor X son todos iguales: se levanta, se asea y, tras el atasco, llega a su centro de trabajo donde cumple religiosamente con sus obligaciones, vuelve a casa con su familia, ve un poco la tele y hasta mañana que será otro día…. Con lo bien que estaría el señor X si dejase de asearse a ver que pasa, en vez de esperar el atasco se lanzase campo a través en plan aventurero, fuera en pantuflas a la oficina (que es algo que nunca ha hecho y bien pensado se le antoja muy emocionante) comiera directamente conservas de la lata y mandara a tomar viento fresco la oficina y todos sus papeles. ¡Si! Magnífico paréntesis de él mismo!! Lo que no discuto es que descubriría nuevas dimensiones que además de infinitas serían ridículas.

En fin….ahora, Señor Mocata, un poco de madera para usted , para que su debut no pase sin pena ni gloria…Primero: ¡No se haga pajas mentales! Qué tendrá que ver hacer cosas nuevas con desarrollar todas nuestras potencialidades. ¿Es que sólo por ser nuevo será mejor? Alguien brillante, que destaque en una serie de campos, para potenciarlos deberá de hecho organizar toda una rutina y unos hábitos. Bien sería esa la forma de crecer, de desarrollar todas sus potencialidades, como usted bien dice, y no intentado tocar todos los palos y cambiar por el hecho de cambiar, (máxime cuando uno esté conforme consigo mismo), para convertirse en no sé sabe qué.

Además no estoy de acuerdo en lo de que quedarnos con un libro en casita no ampliará nuestros horizontes vitales y ataviarse de capitán tapioca para hacer de dominguero aventurero en las selvas excitantes, sí. Desde luego, con el sueño que usted tiene está para pocas aventuras (al menos fuera del REM).

Y ahora, para quitarle hierro al asunto, le diré que me ha gustado mucho su intervención. Un debut muy ponderado, sí señor.

Antonio Illán dijo...

¡Fan...Chula!
Eres extraordinaria. Escribes de miedo. Argumentas mejor que una hisoria del arte. Tienes arte. ¡Explótalo!
Estoy de acuerdo con tu discurso. El mío era una provocación bastante vacía.
Por cierto, si quieres entretenerte un rato e participar en un ¡¡¡evento!!!, el día 3 de diciembre a las 19'30 intervendré de ¡árbitro discursivo! en una charla con Manuel Rivas y Anton Reixa. Asturianos y gallegos, allí todos, pues nunca mais...

Anónimo dijo...

No pensaba volver a intervenir en esta entrada dada mi natural pereza, pero la irrupción del huracán fanciullesco me obliga a salir de mi apacible retiro para hacer algunas puntualizaciones.
Estimada Fanciulla: creo que interpretas (espero que dada tu impetuosa juventud no te moleste el tuteo) demasiado literalmente lo de hacer cosas nuevas; nadie ha hablado aquí de hacer lo primero que se te pase por la cabeza (menuda insensatez), ni de que lo lo nuevo y lo bueno sean conceptos equivalentes (sólo a un memo se le ocurriría algo así). Se sobrentiende, o al menos así lo hago yo, que apostar por lo nuevo significa abrirse a experiencias que, como mínimo, contribuyan a formarnos un gusto, una personalidad, aunque sea por la vía del rechazo (difícilmente podremos saber si nos gusta o no la ópera, por ejemplo, si no asistimos alguna vez a una). Y si además nos ayudan a descubrir aspectos de nosotros mismos que ni siquiera sospechábamos que estuvieran ahí dentro y ensanchan nuestra alma, pues mucho mejor.
En cuanto a la lectura, Dios me libre de dar la impresión de que no la valoro como es debido; precisamente por todo lo contrario me preocupa que su excesivo cultivo nos haga perdernos otros placeres que la vida nos ofrece allende las cuatro paredes de nuestras confortables madrigueras (y no estaba pensando precisamente en explorar selvas, al menos las reales, aunque pensándolo bien, si están llenas de exuberantes y complacientes nativas...).
Y para acabar un consejo, querida Fanciulla: no restes profundidad ni fuerza a tus argumentos (de gracia y desparpajo andan sobrados) por intentar ser excesivamente vehemente e iconoclasta por un lado y demasiado prosaica y alicorta por otro (un exceso de sentido común puede frenar el vuelo de la imaginación). Tus fieles lectores, entre los que me cuento, te lo agradeceremos.

La fanciulla de Gijón dijo...

Señor Mocata, mi fiel lector, el huracán ha barrido su pereza y su sueño…(Me alegro de ser responsable de que salga de su retiro ya que, raro sería que no saltara cuando le estoy echando arena en los ojos…)

En cuanto a su consejo, me lo guardo a la espera de utilizarlo o no, pues suelo estar de acuerdo en combinar la vehemencia en lo elevado con la locuacidad más alicorta. Y es una combinación tan poco ortodoxa como el melón con jamón y, para mí, igual de buena.

Y respecto a la crítica que me hace sobre si interpreto demasiado literalmente su argumentación sobre hacer cosas nuevas…no sé qué decirle. Hablamos sobre conceptos tan etéreos: hacer/no hacer/lo nuevo/los moldes/horizontes vitales… que la interpretación literal y la libre bien se pueden fundir si se echa la imaginación a volar hasta esas selvas excitantes donde le gustaría refugiarse. Y, ¡leñe! Que ya sé que la selva no es real y que usted no es Indiana Jones. Y ya que nos sinceramos le contaré un secreto: tampoco yo conozco al que se pasó una tarde peinando bombillas…

Hala, puede usted volver a la madriguera.

¡¡¡Hasta el próximo huracán!!!

Anónimo dijo...

Mientras descansaba en mi sofá de lo afanoso de lanzar al suelo las migas del bocata, las latas vacías de cerveza, y la ceniza de los cigarros marianos una y mil veces reencendidos, conseguí no sin esfuerzo apretar el botón del ordenador.

¡Qué gran invento el güifi ese que permite no tener que estar enganchado al cordón umbilical del teléfono!.

Y en ese estado de felicidad brumosa aparecisteis vosotros, los habitantes de la red, donde proyectáis vuestras segundas vidas y, como tales, seguro que oscuras.

Primero el Mágico, que para hablar de “el hacer” tampoco se esforzó en hacer mucho.
Después Mocata, que nos confesó la pérdida de su virginidad virtual, que como toda “primera vez” fue un desastre, y acabó dormido y sin ningún placer. Incomprensiblemente, el Sr. Illán le felicita por ese fracaso.
Aparece la incontrolada (que no incontrolable) Fanciulla y reparte del frasco.
Los dos aludidos reaccionan, dolidos en su orgullo, por más que disfracen su intervención de buenas intenciones y consejos.
La que no calla ni debajo del agua responde.

Y en ese momento entro yo, prodigio de actividad y dinamismo.

Qúe queréis que os diga?. Me declaro Zenobita, con Z, pero sin P. Zenobita, como partidario de Zenón. Estoico en suma. Apático. Indolente. Indiferente y austero.
Que sí. Que no hago nada. Que paso el día tumbado. Que me cuesta un esfuerzo enorme leeros y cuánto ni más escribiros.

Y así soy feliz. Mi porrito, mi cervecita, mi tele. Capaz de pasar 30 días sin salir, porque el 31 tengo que ir al paro, y de paso compro. El mes de febrero es un cansancio. ¡Qué sin vivir! Y si el año es bisiesto, respiro.

¿Sois mejores que yo porque adoráis la actividad?. Me gustaría veros cuando llegáis a casa los viernes y, si no tenéis visita, seguro que no laváis ni un plato todo el fin de semana.

Seamos serios, y no aparentemos lo que no somos. Porque internet sea un escaparate, no tenemos porque estar continuamente en plan de revista.

Y aquí entronco con aquello de la proyección de vuestras segundas vidas…oscuras.

Anónimo dijo...

¡Bienvenido al blog" Passatroncos:
Tienes chispa, sentido crítico y criterio propio. Eso es lo que nos gusta. Tú eres un buen ciudadano, aunque no cuides tu salud, pero es tu libertad que no aminora la mía.
Hacer lo que a uno le dé la gana tambiés es hacer ¡¡¡innovando!!!, pues casi siempre tenemos que estar haciendo lo que otros quieren que hagamos.

Anónimo dijo...

¡Buenas tardes y bienvenidos al programa "Fauna internáutica"! Hoy vamos a hablar del ejemplar ´Tronco zenobiticus´, más conocido como IMPOSTOR DE LIBRO, muy corriente en las campiñas blogueras de nuestro país. Esta criatura se caracteriza sobre todo por adoptar actitudes que sus mismas palabras (sí, aunque parezca mentira, se comunica) desmienten a cada nueva frase que logra construir. Si por ejemplo se declara el rey de los pasotas, lo hace por escrito en un blog en el que se supone que no se le tendría que haber perdido nada (¿hay algo más contradictorio que considerarse un ser básicamente apático e indolente y no perder la ocasión de participar activamente en debates virtuales y no precisamente con una frasecita o el párrafo de rigor?); si va de austero, lo hace con una cerveza en una mano y un porro en la otra (a esa austeridad también me apunto yo); si se declara seguidor de Zenón de Citio, se le olvida mencionar que su modelo de conducta fue un hombre muy activo que fundó una escuela filosófica y que según la tradición se suicidó al llegar a viejo porque no soportaba la decadencia física e intelectual propia de la edad...
En fin, ahora que están tan de moda los camaleones como mascotas, aquí tienen una alternativa, pero no olviden ventilar y desparasitar regularmente su jaula y tengan en cuenta que su mantenimiento resulta bastante caro (más o menos como el de un hijo inútil).
¡Hasta el próximo programa!

La fanciulla de Gijón dijo...

Señor Mocata.
Le han resquemado esas duras palabras acerca de su "desvirgamiento".

Sepa que usted también se desmiente bastante...
¿Qué fue de aquella pereza que tanto le limitaba? ¡Copón! ¡¡Que lejos de dormirse, está a un paso de la hiperactividad!!

Antonio Illán dijo...

¡Guay! Esto tiene más interés que todos los blogs de El País juntos ¡qué altura! Si seguimos así, no va a ser necesario que leamos la segunda entrega de la novela de Larson.
El ¡copón! de la Fanciulla ha sido extraordinario. Dos mil páginas de argumentos reunidos en una sintética palabra.
El frescor de esta literatura estoy seguro de que nos lleva a concluir que cada vez hay más diferencia entre ricos y pobres y que las medidas económicas para saltar sobre el charco de la crisis benefician casi solo a los ricos, para qué llamarlo con otros nombres ocultadores. Por tanto, hacer, pero ¿qué hacer? Acaso gritar.

La fanciulla de Gijón dijo...

¿Del frecor de esta literatura deducimos que las medidas económicas para saltar sobre el charco de la crisis benefician casi solo a los ricos?

Antonio, una duda...las deducciones...¿Cómo las haces tú?

Anónimo dijo...

Mi querido Mocata. (Tu nombre me evoca, por cercanía fonética, المقاطعة,
el lugar donde pasó encerrado y encarcelado sus últimos años Arafat. Sólo por el cariño que le tengo a este hombre intentaré no tratarte demasiado mal).

Me has descubierto. Ni porros, ni cervezas, ni migas,…

Pero, ¿eso importa? En un blog, lo que tiene valor es darse, ofrecerse a los demás, con generosidad, opinar, compartir. Y para ello vale cualquier recurso literario. A mí, por ejemplo, me gusta “hablar en parábola”.

De ti, o mejor de usted (para que no se enfade Don Antonio, que en otro hilo posterior ha dicho “Ahora ya no se distingue el uso del tú y del usted y la demagogia del igualitarismo ha hecho que se pierda la cultura del respeto”: TOMA YA. Ya le daré su merecido en su sitio) me da miedo su intransigencia, prueba inequívoca de retrógrado pensamiento.

Pero ¿quién le ha dicho a usted que a un pasota no se le ha perdido nada en un blog?. Los bloges están llenos de pasotas. Los pasotas son parte integrante de la mejor cultura de cualquier país. Y se comunican, claro que se comunican. No se dedican a otra cosa que no sea comunicarse. Otra cosa es que usted no alcance a descifrar sus códigos. Y construyen frases sin tanto esfuerzo como usted, que se nota que para escribir aquí se nutre en “elrincóndelvago.com”. ¿De que sino va usted a saber que Zenón era de Citio? Pero, ¿de qué citio se creía usted que era Zenón antes de acudir a esa web? ¿Qué es eso de que se suicidó “según la tradición”? Explíqueme.

¿Hijos inútiles?. Espero que usted no los tenga. Me refiero a hijos, sin adjetivos. Sería el primer padre que conozco que puede pensar que un hijo puede ser inútil.

Pero bueno, como yo creo no ser hijo suyo, puede llamarme inútil, sin rubor. Yo seguiré azuzándole, con la libertad que concede la red (al fin y al cabo no somos peces) y que, íntimamente, siento que le molesta.

Ahora voy con Anónimo:
Eres muy amable reconociéndome, chispa, sentido crítico, criterio propio, y uuuh uuuh uuuh, como diría José Luis Moreno al presentar a sus artistas. Pero, me pregunto, ¿eres el expendedor de los certificados de calidad, normas ISSO, o algo parecido?. ¿Das certificados de buena conducta como sargento comandante de puesto?.
El error de tu análisis, o el exceso en tus atribuciones, te lo ha demostrado rápidamente Mocata, poniendo a parir sólo unas líneas abajo lo que tu ensalzabas.
Somos tantos y tan diferentes que nada se puede pontificar.

Y por último unas palabras sobre la Fanciulla.
Dice Don Antonio que su “copón” ha sido extraordinario. No se por qué, pero al leerlo lo he oído. Y ese copón no lo ha podido aprender en Gijón. Un COPÓN como ese, con mayúsculas y acento retumbante, solo se puede aprender viviendo en Cuenca. ¿Me equivoco?.

Y te contesto a lo que preguntas a Don Antonio. Las deducciones las hace en el IRPF.

La fanciulla de Gijón dijo...

¡Aysss!, al Señor Mocata me lo queréis poner a la parrilla como San Lorenzo...
Señor Mocata, tome este pañuelo que le ofrece questa fanciulla, no llore más, que me parte el corazón...¡¡Qué me parte el corazón, copón!! (Jejeje, pasatroncos, sospecho que usted se ha criado entre copones...)

Ah, ya que estoy aprovecho para hacer una observación sobre la apariencia del blog. Antonio, el apartado que has añadido al final de reacciones: divertido/interesante/guay, es de traca. Yo no dejaría tres opciones. Con dos ya podría ir bien: “Me ha gustao mucho” y “Me ha gustao muchismo”

Y una amenaza final: Ni se os ocurra marcharos a ninguno de los que estáis aquí. Veréis cómo seremos muy felices tocándonos las narices.

Ahora la que se marcha soy yo. Que estoy haciendo esperar al Duque. Y ya se sabe que sin fanciulla no hay paraiso..

¡14 comentarios! ¿Alguna vez se había llegado a tales cotas?

Mario Illán dijo...

Entre Mocata, Fanciulla y Troncoss habéis hecho feliz al Sr Illán. Que no cabe en sí de gozo cada vez que ve un nuevo comentario.
Además vaya parrafadas!
Esto debería ser tipo Twitter con un límite de 140 caracteres.

Saludos desde Dubai