Y dejando la Nancy me han dicho cosas de lo más dispares: cuando tenía 18 años y el pelo negro, que me parecía a mi paisana Cristina del Valle (cuando cantaba con Comesaña “voy a ir al grano, te voy a meter mano”), luego que era igual que Chenoa. Alguien me dijo también que tenía los ojos de Ana Obregón…Aunque mi parecido más entrañable me lo dijo un tenor cubano: “Pastorcilla de Lladró”
Pero con lo que aluciné fue en una visita que hice a la Granja de San Ildefonso. Allí al entrar en uno de los salones, ¡Estaba yo dentro de la familia de Felipe V! ¡Cómo lo oyen! Luego he buscado el cuadro, el original está en el Prado. Y vaya, no encuentro una imagen grande, que se pueda ver con más detalle. Les juro que era igual que la muchacha del abanico que está a la derecha. Todos mis amigos lo decían y yo misma (que tengo una foto de cuando canté Andrea Chenier, con peluca blanca y vestido de dama elegante) me parecía estar viéndome.
Es lo que se llama darse un aire. En esto d elos parecidos es que, a veces, nos proyectamos y vemos lo que queremos ver o ven lo que quieren ver. Una frivolité. Señor Martínez de la Casa, ¿le gustó el primero de Larsson?
A mí el fragmento me ha dejado con la intriga de saber a quién estará dando la mano el orondo caballero (¿y a mí que se me parece al pícaro abogado Emilio Rodríguez Menéndez?), ya que parece una mujer por la blancura de su mano y lo que cubre parte de su pierna, pero calza una bota de montar que además de un generoso tacón, está adornada con una espuela que para sí quisiera el prota de "Australia". Así que parece una dama intrépida, que yo me imagino con el rostro de nuestra fanciulla.
¡Por mis espuelas me ha reconocido, truhán! (Eso me indica que no tengo que relajarme ni fuera de plano...)
Y más que imaginarme, me da a mí que lo que quiere usted, señor Mocata, es que eche yo la imaginación a volar y le vea como al prota de Australia, para que, confusa de ensoñación, me lance a sus brazos.
Fanciulla, ya lo has oído, el capitán de la nave ha dado una orden y no será este obediente grumete el que ponga alguna pega aunque, eso sí, preferiría que no necesitaras estar confusa y somnolienta para aterrizar en unos brazos que no serán los del rudo Hugo, pero pueden abrazar igual de bien.
11 comentarios:
Quizá por el tamaño de la copa. No sé. Se ve modesta.
¡Pero hombreeeee!¡Con esa pelambrera negra y ensortijada! Es imposible que usted se parezca a ese hombre cuando el susodicho es idéntico a este otro:
http://www.lahiguera.net/cinemania/actores/miguel_angel_rodriguez_el_sevilla/fotos/2786/miguel_angel_rodriguez_el_sevilla.jpg
¡Hasta en la pose y la expresión! ¡¡Er Sevilla sí!! El líder de los Mojinos…El líder…¡El líder! Un buen líder, ¡De los que le gustan a usted!
Eso de los parecidos es muy gracioso. A mí me han dicho que me parezco a ésta, por la cara redonda:
http://image55.webshots.com/55/7/64/36/2951764360088133619hieSPI_fs.jpg
Y dejando la Nancy me han dicho cosas de lo más dispares: cuando tenía 18 años y el pelo negro, que me parecía a mi paisana Cristina del Valle (cuando cantaba con Comesaña “voy a ir al grano, te voy a meter mano”), luego que era igual que Chenoa. Alguien me dijo también que tenía los ojos de Ana Obregón…Aunque mi parecido más entrañable me lo dijo un tenor cubano: “Pastorcilla de Lladró”
Pero con lo que aluciné fue en una visita que hice a la Granja de San Ildefonso. Allí al entrar en uno de los salones, ¡Estaba yo dentro de la familia de Felipe V! ¡Cómo lo oyen! Luego he buscado el cuadro, el original está en el Prado. Y vaya, no encuentro una imagen grande, que se pueda ver con más detalle. Les juro que era igual que la muchacha del abanico que está a la derecha. Todos mis amigos lo decían y yo misma (que tengo una foto de cuando canté Andrea Chenier, con peluca blanca y vestido de dama elegante) me parecía estar viéndome.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/1/15/Felipe-V-family.jpg/756px-Felipe-V-family.jpg
Al resto, ¿Con quién les sacan parecido?
Es lo que se llama darse un aire. En esto d elos parecidos es que, a veces, nos proyectamos y vemos lo que queremos ver o ven lo que quieren ver. Una frivolité.
Señor Martínez de la Casa, ¿le gustó el primero de Larsson?
A mí Don Enrique me parece un cruce entre Paul Auster y Paco Valladares:
http://blogs.ya.com/mariaaixasanz/files/paulconferencia_oviedo.jpg
http://aljarafe.blogia.com/upload/20070227192835-paco-valladares.jpg
A mí el fragmento me ha dejado con la intriga de saber a quién estará dando la mano el orondo caballero (¿y a mí que se me parece al pícaro abogado Emilio Rodríguez Menéndez?), ya que parece una mujer por la blancura de su mano y lo que cubre parte de su pierna, pero calza una bota de montar que además de un generoso tacón, está adornada con una espuela que para sí quisiera el prota de "Australia". Así que parece una dama intrépida, que yo me imagino con el rostro de nuestra fanciulla.
¡Señor Mocaaaaaata, señor Mocaaaata! Nuestra amiga la Fanchula le vaaaaa contestaaaaaar.
¡Por mis espuelas me ha reconocido, truhán! (Eso me indica que no tengo que relajarme ni fuera de plano...)
Y más que imaginarme, me da a mí que lo que quiere usted, señor Mocata, es que eche yo la imaginación a volar y le vea como al prota de Australia, para que, confusa de ensoñación, me lance a sus brazos.
¡Láncese, Fanciulllllla! y sea lo que Dios quiera.
¡No, que este señor es capaz de no recogerme!
Fanciulla, ya lo has oído, el capitán de la nave ha dado una orden y no será este obediente grumete el que ponga alguna pega aunque, eso sí, preferiría que no necesitaras estar confusa y somnolienta para aterrizar en unos brazos que no serán los del rudo Hugo, pero pueden abrazar igual de bien.
Señor Mocata, lea a Cirano de Bergerac. Si sigue así, prometo ser testigo de algo grande.
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