Miel de la Alcarria, miel de la serranía de Cuenca, miel de los montes de La Jara, de los valles de Ciudad Real o de Albacete, producto castellano que se adorna con leyendas que se alargan hasta la prehistoria del hombre.
Si hubiéramos de hacer caso al clásico Ovidio, tendríamos que creernos que la miel se la debemos a Baco, el dios del vino, que volvía de un paseo brincando entre los sátiros, cuando estos, para marcar mejor el ritmo, comenzaron a tocar los sistros. Al sonido de estos instrumentos, una bandada de insectos desconocidos surgió del bosque y Baco los guió hasta un árbol, donde se encerraron, llenándolo de miel.
Sabido es que los griegos y los latinos gustaban de mezclar vino y miel en la cráteras y que también eran aficionadísimos al "aguamiel".
La miel, el alimento perfecto y del más sagrado color, amarillo como el oro, se diviniza en casi todas las culturas. A Zeus niño lo alimentan las abejas con miel acompañada de leche de cabra. Los egipcios comían miel en las fiestas de Thot, mientras decían: "dulce es la verdad". En la antigua Babilonia se sepultaba a los grandes personajes con miel. En la tierra prometida de la Biblia había ríos de "leche y miel". Celebrar las fiestas con miel es algo que podemos encontrar en los hopis de Arizona o en los judíos rusos.
En Castilla La Mancha tenemos el privilegio de contar con este excelente producto, compuesto por el azucarado néctar de las flores transformado por la diastasa de la saliva y los jugos gástricos de la abeja.
¿QUÉ HACER CON LA MIEL?
Una rebanada de pan tostado con aceite de oliva y miel, en el desayuno, debiera ser el mejor invento que los castellano- manchegos exportásemos al mundo, que se harta de pastelillos artificiales.
Un chorro de miel sobre unas lonchas de queso manchego viene a ser el más exquisito postre.
Si hubiéramos de hacer caso al clásico Ovidio, tendríamos que creernos que la miel se la debemos a Baco, el dios del vino, que volvía de un paseo brincando entre los sátiros, cuando estos, para marcar mejor el ritmo, comenzaron a tocar los sistros. Al sonido de estos instrumentos, una bandada de insectos desconocidos surgió del bosque y Baco los guió hasta un árbol, donde se encerraron, llenándolo de miel.
Sabido es que los griegos y los latinos gustaban de mezclar vino y miel en la cráteras y que también eran aficionadísimos al "aguamiel".
La miel, el alimento perfecto y del más sagrado color, amarillo como el oro, se diviniza en casi todas las culturas. A Zeus niño lo alimentan las abejas con miel acompañada de leche de cabra. Los egipcios comían miel en las fiestas de Thot, mientras decían: "dulce es la verdad". En la antigua Babilonia se sepultaba a los grandes personajes con miel. En la tierra prometida de la Biblia había ríos de "leche y miel". Celebrar las fiestas con miel es algo que podemos encontrar en los hopis de Arizona o en los judíos rusos.
En Castilla La Mancha tenemos el privilegio de contar con este excelente producto, compuesto por el azucarado néctar de las flores transformado por la diastasa de la saliva y los jugos gástricos de la abeja.
¿QUÉ HACER CON LA MIEL?
Una rebanada de pan tostado con aceite de oliva y miel, en el desayuno, debiera ser el mejor invento que los castellano- manchegos exportásemos al mundo, que se harta de pastelillos artificiales.
Un chorro de miel sobre unas lonchas de queso manchego viene a ser el más exquisito postre.
Pero la que sigue es la receta del más antiguo dulce hecho con miel del que tenemos constancia en nuestra patria manchega. No son las hojuelas, sino el Alajú .
ALAJÚ
Es este un dulce de antiquísima tradición que se remonta a la dinastía Tang, en la China del siglo X. Luego se encuentra esta receta de "pan de miel" en los arzones de los caballeros del Gengis Khan, en el siglo XIII. Los mongoles se lo dieron a probar a los turcos y a los árabes. En el Diccionario de la Academia Francesa, en el siglo XVII, se habla del "Alajú: especie de pastel hecho con harina de centeno, miel y especias". En Dijon, en Reims o en París guardan el secreto de sus variadas recetas de Alajú. Pero en Castilla La Mancha, en Cuenca, encontramos una entre muchas, es la que transcribimos a continuación.
Necesitaremos dos docenas de nueces, mejor que de almendras o piñones, una docena de cucharadas soperas de miel, unas gotas de esencia de naranja y especias (canela, clavo, alcaravea), pan rallado y unas obleas.
Manos a la obra: Calentamos la miel (que la podremos elegir al gusto entre las de romero, de flores, etc.) y añadimos el pan rallado y las nueces muy picadas, las especias y las gotas de esencia. Se remueve todo bien y se deja que de un hervor. Luego colocamos la masa entre dos obleas, de modo que nos quede una torta del espesor de un dedo. Lo dejamos enfriar y ¡ale hop!, a comer.
ALAJÚ
Es este un dulce de antiquísima tradición que se remonta a la dinastía Tang, en la China del siglo X. Luego se encuentra esta receta de "pan de miel" en los arzones de los caballeros del Gengis Khan, en el siglo XIII. Los mongoles se lo dieron a probar a los turcos y a los árabes. En el Diccionario de la Academia Francesa, en el siglo XVII, se habla del "Alajú: especie de pastel hecho con harina de centeno, miel y especias". En Dijon, en Reims o en París guardan el secreto de sus variadas recetas de Alajú. Pero en Castilla La Mancha, en Cuenca, encontramos una entre muchas, es la que transcribimos a continuación.
Necesitaremos dos docenas de nueces, mejor que de almendras o piñones, una docena de cucharadas soperas de miel, unas gotas de esencia de naranja y especias (canela, clavo, alcaravea), pan rallado y unas obleas.
Manos a la obra: Calentamos la miel (que la podremos elegir al gusto entre las de romero, de flores, etc.) y añadimos el pan rallado y las nueces muy picadas, las especias y las gotas de esencia. Se remueve todo bien y se deja que de un hervor. Luego colocamos la masa entre dos obleas, de modo que nos quede una torta del espesor de un dedo. Lo dejamos enfriar y ¡ale hop!, a comer.
2 comentarios:
Antonio, nada mas leer este comentario, no he tenido mas remedio que buscar algún dulce en casa.
Me he conformado con unas tristes magdalenas industriales.
A propósito de la miel, he buscado las propiedades que tiene, según de donde proceda en este enlace:
http://www.enguera.org/turismo/miel.htm
No me imaginaba tantas y tan variadas.
"Propiedades de la miel según su composición
Miel de acacia: el mejor de sus atributos es su efecto laxante.
Miel de azahar: efectos calmante, antiespasmódica, insomnio.
Miel de bosques: su origen no es de néctar floral, sino de mielato que exudan principalmente encinas, robles, pino, abeto, etc. contenido muy alto en sales minerales, combate de anemia, disentería y diarrea crónica. uso externo contra hemorroides y fisuras anales.
Miel de brezo: desinfectante de las vías urinarias, diurética y antereumática.
Miel de cantueso: combate cólicos, flatos e indigestiones. uso externo para lavar heridas debido a sus propiedades antiséptica.
Miel de encina: contra afecciones pulmonares y bronquiales, antiasmática.
Miel de espliego: afecciones bronquiales, pulmonares, tosferína, gripe, laringitis, antiespasmódica, disentería, úlcera de estomago y duodeno.
Miel de eucalipto: antitusígena, enfriamientos, vías respiratorias y energético desinfectante de vías urinarias.
Miel de limón: remineralizante de huesos, uñas y sedante ligero.
Miel de mil flores: acentúa las funciones digestivas, aumenta la energía y fuerza física. por sus características se recomienda como sustituyente del azúcar.
Miel de romero: favorece las funciones del hígado y combate el agotamiento físico e intelectual.
Miel de tilo: diurética, estimula el proceso digestivo. calmante y eficaz contra la dismenorrea. calmante jaqueca, espasmos y dolores gástricos. inductora del sueño.
Miel de tomillo: antiséptica, activa las funciones intestinales y es eficaz en estados depresivos".
Recibe un cordial saludo.
hi, good site very much appreciatted
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